FÚTBOL. LUCENA. EL Lucena CF ha puesto esta tarde punto y final a su andadura en el grupo X de la Tercera División tras informar a la Real Federación Andaluza de Fútbol que mañana no podría medirse por diversos motivos al CD Guadalcacín, correspondiente a la primera jornada de la segunda vuelta de la competición. Aunque dichos motivos no han sido dados a conocer, el primero de ellos es la imposibilidad de disputar el partido al no tener ni entrenador ni jugadores con que hacerlo, todo ello provocado por la situación económica que arrastra el club desde años atrás y agravada desde que el año pasado se hicieron cargo del club Eduardo Bouzón y Javier Martí.
Los males del Lucena CF no comenzaron con dichos mandatarios, sino que vienen desde hace muchos atrás, aunque justo en el año en que comenzaron, el equipo logró ascender a Segunda División B y vivió los mejores años de toda su historia, que ha acabado prácticamente tras 47 años. Un supuesto inversor cambió el nombre de Atlético Lucentino Industrial por el de Lucena CF, los colores blancos por los celestes y el escudo del club. La estafa tardó bastante poco en destaparse, su puesto lo ocupó el malogrado Jon Ander López y el equipo acabó ascendiendo en Noja tras cambiar de entrenador en pleno Play Off de ascenso.
Aunque el equipo alcanzó la categoría de bronce por primera vez en su historia, los males endémicos del club estaban ya hechos, y la segunda puñalada económica acabó llegando, aunque esta vez fueron los aficionados quienes salieron perjudicados tras comprar acciones de cara a formar una Sociedad Anónima que nunca llegó a constituirse.
Al mandato de Jon Ander, que acabó huyendo también de Lucena tras la no conversión del club en S.A., le siguió la etapa no menos oscura de Francisco Miguel Ramírez Aceituno, con el que el Lucena CF estuvo a punto de regresar a la Tercera División después de que empezaran a destaparse los primeros impagos, que provocaron la primera salida de la por entonces plantilla del Lucena CF, que denunciaba en palabras de su entonces capitán, el portero Toni García, que “no tenemos ni para comer ni para medicinas para nuestros hijos”.
Finalmente, el equipo salvó la categoría en el césped pero tuvo que trabajar mucho para no perderla en los despachos, ya que los impagos acumulados amenazaban con la pérdida de la Segunda División B. Cuando todo parecía perdido, Aceituno delegó en la Junta Gestora que, formada por varios empresarios de Lucena vinculados al equipo como socios desde muchos años atrás, junto a otros que arrimaron el hombro, puso el equipo en manos de Rafael Carrillo ‘Falete’, y el binomio que formaron directivos y entrenador lograron que la afición de Lucena viese los mejores años de la historia de su club. Dos fases de ascenso a Segunda División, varias disputas de la Copa del Rey, y el fichaje de algunos jugadores que hicieron grandes campañas en Lucena y acabaron en Primera División, como Quini (Rayo Vallecano), Babin (Granada) o Javi Lara (Éibar).
Sin embargo, la afición de Lucena se despegó cada año en mayor número del equipo, la venta de abonos era cada vez más inferior y la crisis económica hacía que los apoyos de los sponsors no fuesen tampoco suficientes para mejorar la deuda del club, sobre todo con la Seguridad Social. Ante esta tesitura, la Junta Gestora decidió salir del club el pasado verano de 2015 y dejarlo en manos de Eduardo Bouzón y Javier Martí, que se autoproclamaron poco menos que los salvadores del Lucena CF hace tan solo unos meses con un durísimo comunicado hacia los anteriores gestores del club pero que finalmente quedarán para todos los aficionados al fútbol de Lucena como las personas que hicieron desaparecer a un club que se acercaba a los cincuenta años de historia. Las mentiras reiteradas y los impagos han sido el denominador común de Martí y Bouzón, cuya pésima gestión ha provocado en el último año la salida masiva de jugadores de la plantilla. La llegada del empresario de Moriles Juan Ramón Osuna hace tan solo unos días acabó por no servir de nada y ya sólo falta ponerle fecha a la defunción de un club que no va a competir más con el nombre de Lucena CF.
Falete y un puñado de futbolistas, de forma gratuita y pagándose ellos mismos los desplazamientos y los arbitrajes a través de diversas iniciativas, dieron lo máximo por pelear la permanencia del Lucena CF en Segunda B, pero finalmente no ha podido ser, y tras su marcha el pasado martes, sólo cabía esperar la retirada del equipo de la competición, algo que se ha producido esta misma tarde.