El pasado puente de la Constitución e Inmaculada Concepción se prestaba para emprender una ruta por parajes del P. Natural de Aracena, de este modo un grupo de amantes de la bici de montaña, en su mayoría pertenecientes al club egabrense de MTB Cabra y bajo la organización de algunos de ellos: Lorenzo Marín, Alfonso Tron, Manuel J. Cruz, nos adentrábamos en lo más recóndito y típico del Parque.

Partimos de Cabra en autobús sobre las 5,30h de la madrugada del jueves 6 de Diciembre, para llegar en torno a las 9,15h. La mañana era fría, plomiza y amenazaba lluvia, cosa que terminó ocurriendo en la tarde-noche. Después de descargar las monturas, nos dispusimos a pedalear para ir entrando en calor por bosques de castaños, nogales, robledales para ir pasando a dehesas donde predominaban los alcornocales, encinas, quejigos y monte bajo con cornicabras, espinos majoletos, lentiscos, etc…cubiertos por un manto de hojas y helechos color ocre indicando la estación otoñal en la que nos encontrabamos.

Entre estos elementos del paisaje, en torno a veinte ciclistas, iniciamos ruta desde el pueblo de Aracena para ir recorriendo otras localidades de la zona tales como Los Marines, Fuenteheridos (con su hermosa fuente de los doce caños), Galaroza, Castaño del Robledo (parada obligada: bocadillo jamón ibérico 1,5 euros), Alajar, Linares de la Sierra y su vistosa ermita, y  vuelta a Aracena donde finalizamos en torno a las 14,30h después de haber recorrido unos 40-45 kms. aproximadamente, con un terreno de constantes subidas y bajadas que hicieron sufrir las piernas de más de un ciclista. También hubo tiempo para degustar algunos de los productos de la zona y, como no, la estrella se la lleva el cerdo ibérico que por aquí es el animal por excelencia criado bajo encinares y quejigales y que tan renombrados productos da, pues estamos en la tierra del jamón de Jabugo. A colación de todo ello, pudimos disfrutar de algunas imágenes y estampas típicas de la época como es la matanza del cerdo y que por allí se  sigue celebrando como antaño. En torno a la matanza se reúnen familias, amigos y vecinos que durante esos días festejan la elaboración de una gran variedad de productos como son el chorizo, la morcilla, la chanfaina, etc…

Algunos no pudimos resistirnos y trajimos bajo el brazo algún que otro jamoncillo, tripa de lomo, chorizo, etc…que incluso peligraron en el trayecto de vuelta, pues hubo intento de “asalto” para al menos probarlos, menos mal que se controló a los instigadores y la mercancía llegó intacta a su punto de destino.

Al término de la ruta, comenzó la lluvia de la que escapamos por los pelos y ya tocó relajarse y reponer fuerzas en uno de los numerosos restaurantes de la zona, ya que no olvidemos Aracena atrae muchos turistas no sólo por sus productos derivados del cerdo ibérico, sino también por su afamada “Gruta de las Maravillas”, que recomiendo su  visita alguna vez, por la belleza que encierra en sus entrañas.

Después de la animada comida, el grupo ya algo más alegre y distendido, decidió visitar algunos de los locales donde se sirven copas y demás bebidas espirituosas y dar rienda suelta a la camaradería, el compañerismo, el buen rollo, en definitiva.

Tocaba regreso y después de algunas obligadas paradas por motivos fisiológicos en el camino, llegamos a Cabra a eso de las 10,45h aproximadamente, con el ánimo reconfortado por la experiencia del día y con el físico algo castigado por el esfuerzo llevado a cabo tanto encima como sin la bicicleta (que todo es necesario en esta vida). Recuerdo como no, para nuestro abnegado conductor que no tuvo reparo en pararse cuantas veces se le pidió (no sé si repetirá).

De todo lo dicho se acompaña reportaje fotográfico que corrobora todo lo descrito. Hasta la próxima.

Valentín Cuevas Rosal