Cabra

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Los campos de concentración en Córdoba y el bombardeo de Cabra se trataron en el acto del Ateneo Ciudadano

CABRA. Ayer tuvo lugar un nuevo acto del Ateneo Ciudadano de Cabra en el que se presentaba el libro ‘Cautivos en Córdoba (1937-1942)’ cuyo autor es el historiador aguilarense Francisco Navarro.

Manuel Flores, presidente del Ateneo, abrió el acto para presentar a los que serían los protagonistas, el autor y el historiador egabrense José Luis Casas, quien planteó un desarrollo en el que él haría preguntas al autor difundiéndose así a los presentes el contenido del libro a través de sus respuestas.

El libro es prácticamente la tesis doctoral de Francisco Navarro, que contó que la presidenta del tribunal de su tesis le dijo que los campos de concentración no existieron en España, y que un vocal del mismo tribunal le negó el genocidio franquista, circunstancias con las que el autor ironizó ya que ambos son catedráticos en universidades españolas de prestigio.

Sin embargo, la primera posguerra inicial el territorio cordobés se convirtió en una inmensa prisión, recluyendo a más de 60.000 evadidos y prisioneros de guerra republicanos repartidos a lo largo de trece campos de concentración, sin contar con otros miles de excombatientes pertenecientes a las filas del Ejército Popular que fueron integrados en una treintena de Unidades de Trabajos Forzados.

Se planteó de forma clara que en nuestra provincia existieron muchos campos de concentración, y que ellos no eran como los de los nazis, sino que en muchos casos eran lugares donde se hacinaban los represaliados políticos, que se seleccionaban en distintos niveles, y que podían de alguna manera servir al régimen franquista, como por ejemplo, en el frente trabajando para los nacionales o trabajando en construcciones en las localidades donde estaban estos campos, pero no eran lugares de exterminio, ya que eso sucedía en las cárceles, es decir, allí sí estaban presos los combatientes republicanos y demás personas que consideraban peligrosas que sí fueron fusilados.

Contó que los sitios en los que existieron estos campos de concentración tenían que ver con poseer una estación de tren, ya que al sur traían prisioneros del norte y viceversa, para hacer inaccesible que los familiares pudieran visitarlos para, por ejemplo, llevarles comida, ya que en esos lugares la hambruna era lo habitual. En el sur de Córdoba había en Montilla, Aguilar, Puente Genil, Lucena y Cabra.

Llamó la atención la afirmación del autor, cuando afirmó que en Cabra existió uno de esos campos de concentración, concretamente en la esquina donde hoy está el bar Diamante en la Plaza vieja. Y contó el autor, que en la web de ‘Cabra en el recuerdo’ vio una fotografía de un bordado en el que aparecía la Virgen de la Sierra y decía que se había bordado en el campo de concentración de Cabra, lo cual le extrañó porque "no veía a los hombres que allí se retenían bordando", pero que la explicación la halló cuando cayeron en sus manos las listas de los internados, entre los que figuraban catorce mujeres, pudiendo ser algunas de ellas las bordadoras. Además, añadió que sólo en Cabra ha encontrado que en estos sitios hubieran encerradas mujeres.

Entre las preguntas de José Luis Casas y las del público asistente se llegó a tratar el tema de los bombardeos de Cabra del 38, afirmando el autor que esas bombas no iban destinadas a la población civil, como siempre se ha venido afirmando alegando que en Cabra no había destacamentos militares nacionales, y eso es incierto, ya que por las investigaciones que él llevó a cabo los militares no solo estaban en Cabra, sino en sitios cercanos como Almedinilla, Baena… o en el norte en Peñarroya. Aunque el autor reconoció que en los archivos del ayuntamiento de Cabra no pudo encontrar rastro de esa existencia porque los franquistas se habían encargado de destruirlas. Pero José Luis Casas leyó parte de un documento oficial en el que efectivamente se reconoce que había dos destacamentos y que se acuartelaban en el Puente Mojardín. Asintiendo que fue un bombardeo cruel y sintiendo que se produjeran esas víctimas inocentes, lo que se reivindicó es que se dijera la verdad y no se tergiversase la historia como se ha hecho.

El acto acabó con unas palabras de José Luis Casas, que dijo que cuando se vuelva a reunir la Comisión de Memoria Histórica, él que se supone que está en ella (tirando ironía puesto que no se convoca) pedirá que ya que se ponen tantas placas en Cabra, una de ellas se ponga en el sitio donde estuvo el campo de concentración para que se recuerde a todos los que pasaron por él.