CABRA. Ayer se vivieron momentos inolvidables con el traslado de la patrona a la iglesia de San Juan Bautista del Cerro por parte de todos los egabrenses y devotos de la comarca, donde hace 1300 años hizo que su devoción fuera motivo de su ocultación en la cueva que tantos siglos cobijó a la divina serrana.

Un barrio y todo un pueblo se volcaron con la Virgen que en todo momento estuvo rodeada de sus devotos en este traslado multitudinario y, a pesar de las predicciones meteorológicas, el buen tiempo quiso sumarse a esta magnífica noche de devociones y de vítores para Ella.

La bandera aparecía en el cancel de la puerta de la parroquia de la Asunción en torno a las 9 de la noche, seguida de las hermandades y representaciones que quisieron acompañar a la Virgen. A la llegada a las puertas de la iglesia era bendecido el mosaico para conmemorar esta efemérides, obra de Javier Aguilar.

La Virgen ya se encuentra a los pies del altar de la iglesia primitiva donde tantas oraciones, peticiones y plegarias recibió la Santísima Virgen en los años que estuvo en esta sede y donde hoy recibirá el beso en sus manos de todos los devotos que quieran acercarse.

Tras un triduo de acción de gracias la Virgen regresará el día 1, ya sin las andas de viaje porque lo hará en peana de carrete, acercándose así más a todos nosotros, queriendo ser la madre de todos los devotos de este su barrio y de todo el pueblo de Cabra.