MÚSICA. Con la actuación de EL VIENTO comenzó el concierto, dos de guitarras y bajo, austeridad contrastada con la imagen de rock star de su cantante, un Jim Morrison de la melancolía y la memoria llenó el escenario de contradicciones y afirmaciones sobre la vida, música basada en la experiencia de vivir, poetas de lo urbano e íntimo, lo cotidiano que desangra a veces la voluntad como si fuera el último momento, te querré hasta mañana.
Sus canciones llenas de sensibilidad y en un tono distinto a lo grabado fueron un digno comienzo de quien dice que segundas partes nunca fueron buenas, pero se quedan con su segunda versión y brindan por todos y por ellos primero.
Y llegó la FEVER BAND ¿Qué ha pasado? ¿Esto es otro lugar? ¡¡¡¡Ha caído la bomba de Hirosima en El Jardinito!!!! Píldoras de música comprimidas y directas que te hacen saltar, abrir los ojos y oídos como si te fuera la vida en ello. Desde que han comenzado una patada tras otra de ritmo total en el pecho a sabiendas de que su efecto es inmediato.

¡Estética, sonido y pose total de rock stars! ¡¡IMPARABLES!! ROLLING ON THE RIVER ¡¡ORGULLOSOS!! No han parado de revisar desde los más antiguos a modernos hits y los han hecho suyos de la única forma que saben a base de ritmo y rock n roll.
Fin de fiesta explosivo e irrefrenable deseo de saltar en el asiento, colofón de oro a una brillantisima voluntad de transmisión de vitalidad y alegría dejando a todos en el más ansiado febril estado jamás soñado. ¡¡LA BANDA DE LA FIEBRE!!
Y el concierto cerró con NAM. Cambia el viento pero no trae tormenta, nos eleva,salimos de la tierra y aún la magia de Nam nos sigue impulsando por el espacio rumbo al mar de la tranquilidad, reminiscencias de los primeros setenta con toques oníricos que hacen pensar que los Beatles han tenido un breve encuentro a orillas del Ganges con un incipiente Roger Waters cargado de ideas y lisergica actitud.

Adivinarlo es fácil, o no... escucha a NAM, por el bien de la humanidad y por el tuyo.