Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Elvira Lindo - Noches sin dormir

Elvira no ha perdido el tiempo y tampoco los papeles durante esos once años vividos con empeño y nostalgia junto al excelente escritor de vida literaria y compañero Antonio Muñoz Molina, en la ciudad de los rascacielos. Estancia que le ha comprimido la intimidad de su yo y persona hasta cortar  la cinta ye  iniciar la escritura de estas Noches sin dormir, sobrecogida por la soledad, inquietud e incógnita prendida. Diario tanto íntimo como callejero, nostálgico por excelencia a la vez luz descubridora con la que alumbrarse por ese callejear en la creación de una guía de mano atípica, heterodoxa, pero alegremente literaria, dedicada al Nueva York  del ajetreo cotidiano, que en el fondo de su deambular también lo ama, pese las bajas temperaturas y la añoranza del Madrid de sus entretelas.

Sobre  la base  propósito de este diario apostar por vivir mirando con lupa el ir y venir de un lado a otro procurando elegir los lugares y rincones de esa gran y embaucadora ciudad de Nueva York, en un empeño muy personal con el que "Quería que fuera mi voz. Una voz baja que mezcla melancolía, ironía, ideas, historias y humor"

Deseo armónicamente logrado sustentado por un estilo, mezcla de periodismo literario ameno a paso de calle, mostrando restaurantes, gente corriente de múltiple y variado pelo,  profesionales diversos,  prestancia de variada galería entre nieve y rascacielos, por una ciudad con una inventiva propia y múltiple donde nada asombra en su riquísimo quehacer diario  como espectadora en una metrópoli real de semblanzas, que consiguen dejar en el lector una visón cercana y  de contenido literario distanciada de la tradicional guía turística. Es guía para paseantes curiosos y sin prisas de espaldas a la publicidad turismo cultural de escaparate.

Una narración que se presenta como eje impulsor desde la soledad de la vida privada de la autora provocadora de palpitaciones que la conducen a modo de obligado compromiso de su propio trabajo profesional, hurgando una  apertura de caminos, por los que andar y observar con despego sentido  hacia la ciudad que no la colma, aunque igualmente le va proporcionado encuentros agradables. Y diría felices, que suman  personajes tanto anónimos como sobresalientes en la geografía humana más diversa, que van  ocupando espacio dentro de  su soledad y depresión, con curiosos y nuevos apetitos estimulantes, capaces de alejar  el sufrido insomnio nocturno que da título  al libro. 

Y a ellos se aferra con una cita de Joan Didion: "Es fácil ver el comienzo de las cosas, y más duro ver sus finales" Pues a  medida que se va adentrando en esa galería de secuencias,  repasa ese realidad impactante que ha vivido en esos once años de estancia en la inmensa ciudad de Nueva York ese no poder dormir se le va convirtiendo en el despertar en un nuevo mundo entre duda y hallazgos como el de un modelo afectivo con el que poder combatir su desasosiego. Pues,  ella misma es conciente que "Cuando una mujer cuenta cosas íntimas está arriesgando más que cuando lo hace un hombre"

"Nueva York es la ciudad donde los americanos se sienten menos solos porque están más juntos. Lo que yo quería, también, era acercarme a ellos. Les intuyo el desarraigo, por la inmensidad del país y la educación en el orgullo de la individualidad. De los jóvenes que dejan pronto la casa de sus padres. Es una cultura opuesta a la nuestra. Para el mundo latino la soledad puede ser vista como un fracaso o un castigo. Pero no creo que los americanos sufran mucho por eso" Un análisis justo y transparente en el que nada oculta, sin abalorios ni esa repetición constante u se escucha de Manhattan, no la de Dos Passos sino la de los tópicos. Nueva York, dice, está poblada de cuadros vivos de Edward Hopper. . Creo que lo ha logrado con amenidad y una objetividad que se agradece. Quienes visiten esta rica metrópoli si llevan de guía el libro abierto de Elvira Lindo seguro que ni se sentirán solos ni aburrido. Naturalmente deberán llevar repleta la cartera, esos bares y restaurantes no ofrece un cubo con botellines por cuatro euros.