La poética de Carmen Ramos siempre lleva consigo en sus versos el tiempo vivido mostrando la experiencia del sentimiento tanto en lo propio como en lo cercano y ajeno, representando que lo hace partícipe de esa experiencia que representan sus versos, donde los sentimientos pueden ser tristes, pero siempre acompañados de una imagen de la palabra que muestra con su lírica que armoniza vestida de andadura de los ecos de sus poemas:
Magnetismo poético que se extiende solidario esparciendo el sentir que hace de total denuncia , dispuesta a transcurrir opresivo y constante, dentro de una permanencia por la que se van transcurriendo los valores poéticos y éticos de íntima tragedia de la existencia de un desencanto sin posibilidades de superación:
Todo se va creciendo en la cárcel sin rejas de una ciudad de cemento, hermética, donde ya se sabe apresada por el poder que todo lo domina sin pregunta alguna y de espalda a cualquier respuesta. La sociedad en que vive le inquieta, hasta el suicidio y los sueños más inverosímiles. Nada es indivisible pero ella lo palpita con una lírica que alivia su permanente dolor, su vida y feminidad apresada por la despiadada crueldad de una sociedad compuesta, en la que el humanismo no se admite ,en una sociedad no apresada por los poderes fácticos.