Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

A tontas y a locas

“Tenemos el deber moral de votar con responsabilidad”  

Cuando en un determinado momento nos vemos en la obligación y deber de elegir a  una persona  para cualquier tipo de representación, debemos tener en cuenta el  cargo al que va destinado y la función a desempeñar.

Si un dirigente esta puesto a dedo, es decir colocado a gusto de un superior, no podemos hacer nada si no nos gusta lo que hace, solo denunciar su actitud y su falta de responsabilidad en caso de que la hubiera, pero si somos los demás los que lo elegimos, debemos tener la suficiente responsabilidad en la elección y hacerlo con conocimiento de lo que estamos ejecutando, no emitir un voto sin ton ni son, porque luego pasa lo que pasa y no tenemos suficientes argumentos para quejarnos. Esto debe ser así para cualquier tipo de elección, pero si se trata de un representante político con mayor motivo, ya sea sindicato, partido político o presidente e gobierno, ya que están elegidos para representar a un gran número de personas, administrar la economía de un grupo más o menos numeroso e incluso la de un país (dependiendo de lo que se trate) y por consiguiente el bienestar social.

Esto viene al caso del espectáculo tan vergonzante que está danto el partido socialista. No se puede tener a todo un país sin gobierno porque al dirigente del partido se le metió en la cabeza sentarse en la Moncloa. Como puede pretender una persona como Sánchez ser el presidente de todos los españoles si está demostrando que solo piensa en su sillón, que le importa un bledo todo lo demás. Cuando en Europa se están dirimiendo asuntos de gran importancia a vista para 10 o 15 años, España no se encuentra presente por no tener un gobierno estable y no puede defender nuestros derechos y necesidades. El éxodo de capitales del reino unido a consecuencia del BREXIT, que tan beneficioso hubiese sido para nuestro país poder ser atractivo y ubicar aquí algunas sociedades y bancos, también se está viendo afectado por el retraso que tenemos en conseguir un gobierno que no esté en funciones, la cantidad de leyes y reformas que deben hacerse  tampoco se pueden llevar a buen término  por el mismo motivo.

  El orgullo, la mediocridad e incapacidad de una persona, no debe bajo ningún concepto tener paralizado el normal funcionamiento de un país. El problema de Pedro Sánchez es, entre otros, solo mirar hacia adentro, el no querer  bajarse del burro y no reconocer la situación en la que le han puesto por dos veces consecutivas las urnas. Esto  no solo a dividido a su partido sino que lo va hacer desaparecer engullido por el incipiente Podemos que ha usurpado el sitio político que disfrutaba históricamente el PSOE. En vez de hablar de su programa, ataca a Rajoy, en vez de hablar claro y decir con quien va a pactar para formar gobierno, ataca a Rajoy, en vez de decir que piensa del problema catalán, ataca a Rajoy, no sabemos qué modelo de gobierno quiere implantar si venezolano o europeo, ataca a Rajoy, en resumen, no sabemos qué es lo que pretende, solo que se quiere sentar en la Moncloa a cualquier precio. ¿Por qué será?

Siguiendo con el melón que abrió su antecesor Zapatero en reabrir viejas heridas, sigue ensanchando la división de las dos Españas. Alguien que en vez de sumar divide, ¿cómo pretende conducir las riendas de un país? ¿Qué pretende gobernar solo para los suyos? Esto no es ni serio ni responsable. El problema de todo esto es que el partido socialista es indispensable para seguir manteniendo una gobernabilidad tranquila, estable y productiva. Mucho se ha criticado la dualidad de partidos políticos, pero a la vista está que cuando florecen tantos partidos como setas, se complica todo.  

Como está demostrado que no se aprende en cabeza ajena ni de los errores del pasado, pues ya los tenemos en el presente y en propia cabeza, a ver si en próximas elecciones sea cual sea el cargo a elegir, se vota con responsabilidad y conocimiento de la persona afecta, para evitar el bochornoso espectáculo que estamos sufriendo y la mala imagen que fuera de nuestras fronteras estamos dando.