Quien me suela leer sabe que soy un defensor a ultranza del mundo del arte, sobre todo del arte plástico para ser más concreto, ya que ahora se le llama arte a cualquier cosa. No desdeño para nada el arte escénico, el audiovisual, el musical, el literario; todos me sirven para refugiarme en ellos, en la cultura en general y en las nobles ciencias, ya que pienso que son las únicas vías de salvación que tiene la especie humana para no sucumbir dentro de la sociedad que se ha construido.
Pero no soy tan iluso como para pensar que en el mundo del arte todo es perfecto. No es nuevo que haya gente poderosa por detrás que manipula las redes clientelares en el arte, de ahí que destaquen artistas que no a todos nos lo parecen y, sin embargo, gente muy valiosa por no tener padrino no se bautiza. Pero a pesar de esto, cuando uno ve una obra con arte sabe distinguirla y gozarla como corresponde.
Tampoco es nuevo el debate sobre el precio de las obras de arte, ahora me refiero solo al plástico. Los precios los ponen quienes son dueños de las obras, y en subastas se han llegado a pagar precios verdaderamente escandalosos. Esto sucede, evidentemente, porque hay otra gente que puede pagarlos, bien por el gusto de poseerlos como coleccionistas o, como sucede en muchos casos, solo como una inversión económica.
He leído que en mi pueblo, Cabra, el equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento ha encargado hacer una escultura que va a homenajear a la bandera de la Virgen de la Sierra, que es la patrona, y que esa pieza se colocará en una rotonda, actualmente en obras, junto a los famosos arcos de la calle Baena. El proyecto lo presentó el artista y lo aceptaron nuestros gobernantes populares. Al margen de creencias religiosas puedo entender que esa bandera, que forma parte del diseño de la bandera oficial del pueblo, sea un emblema para muchísimos ciudadanos que, enarbolada, se agachan bajo ella los días previos a la llegada al pueblo y la partida de la Virgen a su santuario. Para que lo entiendan los foráneos, esta tradición es para los creyentes como pedir que la Virgen les proteja bajo su manto o bandera.
Ahora bien, no sé de qué va a estar hecha la escultura, si de hierro, de bronce, de acero, de acero inoxidable, de mármol de Carrara, de mármol rojo o piedra caliza de las canteras egabrenses, etc., ni tampoco sé si el diseño y ejecución final (temas imprescindibles en el mundo del arte), cumplirán con las expectativas artísticas. Y no digo esto porque crea que el escultor no sea capaz de hacerlo bien, ni se me ocurriría pensarlo, lo digo porque también se ha hecho saber el coste total de la obra, implantación incluida, que no es otro que 80.000 euros.
Insisto que sin saber lo antes expuesto, el precio me parece desorbitado, una barbaridad en los tiempos que corren y las necesidades que existen por paliar. Por supuesto que al artista hay que remunerarle su trabajo, hasta ahí podríamos llegar, pero recuerdo lo dicho antes, el precio lo pone en este caso él y es quien gobierna con mayoría absoluta el que ha aceptado pagar esa cantidad. Y esto no se discute en ningún Pleno municipal, los que gobiernan tienen potestad para hacerlo y así parece que lo van a hacer. He comentado esto con bastante gente y nadie se ha mostrado contento, todo lo contrario, el parecer ha sido que es un despilfarro estando Cabra entre los tres pueblos con más parados de la provincia. Por lo tanto, supongo que los concejales de la oposición, aunque de nada sirva, mostrarán su queja de una y otra manera en los ruegos y preguntas de la próxima sesión plenaria, porque si ellos también lo ven bien, apaga y vámonos.
Siempre un sí al arte, pero evidentemente siempre un no al malgasto de dinero público, que es de todos aunque decidan sobre él solo algunos. Gente esperando la ayuda por dependencia, gente que tiene la ayuda concedida con un tiempo muy corto, gente que necesita dinero para pagar el precio abusivo de la luz, gente que necesita ayudas para poder comer dignamente a diario, gente necesitada que resisten gracias a Asociaciones solidarias... La gente en sí está antes que un proyecto artístico que no es necesario, al menos no a ese enorme coste económico.