El siglo X fue el momento en el que se operó la fase final de la arabización de la población andalusí en general. Se entiende por arabización el largo e intenso proceso a través del cual la Península Ibérica fue conquistada e integrada en el orden político, social, intelectual y lingüístico que el Islam medieval imponía allí donde iba anexionando tierras, antaño de otros pueblos de diferente origen. La propia voz árabe empleada para este proceso (musta‘rab) ha entrado en el léxico castellano como mozárabe “arabizado”.
La arabización definitiva de los judíos, parece que en el siglo X, les va a permitir desarrollarse en distintos sectores y diferentes niveles de la administración estatal, servicios e industria; ejercen además la medicina y destacan en distintas actividades relacionadas con el comercio.
Cristianos y judíos son reconocidos en el Corán como «gente del libro» (Ahl al-Kitab), por lo que legalmente se les permite practicar su religión y disfrutar de un estatus social específico (dimmí) que conlleva la protección y amparo por parte de la autoridad soberana.
En la práctica al dimmí o protegido, a cambio de impuestos extraordinarios y una situación social inferior, se le garantizaba la vida, la propiedad de sus bienes y la libertad de culto, además de un alto grado de autonomía jurídica, lo cual incluía sus propios tribunales internos. En el caso de los judíos esta cláusula les permitía nombrar a su propio juez (dayán) que emitía veredictos y mantenía el orden dentro de la comunidad aplicando tradición judía, conocida como halajá. La autonomía jurídica de los judíos se concretó en la organización de sus comunidades (qehilá), dirigidas por un representante legal nombrado por el soberano musulmán y conocidas durante el periodo cristiano como aljamas, a partir del árabe yama’a (comunidad). En este periodo destacó sobre todas la escuela jurídica o talmúdica de Lucena.
El esplendor de los judíos andalusíes va a desarrollarse durante cuatro periodos históricos muy importantes para al-Andalus:
El califato de Córdoba (929-1008)
La principal figura de este periodo es Hasday ibn Shaprut, judío cortesano al servicio del califa Abderramán III y artífice del nacimiento del judaísmo andalusí. Durante este periodo brillarán con fuerza las comunidades y escuelas de Córdoba y Lucena. Hasday ibn Shaprut fomentará el estudio de la filología y la poesía hebrea andalusí, además del estudio de la tradición legal judía, los tres grandes pilares de la cultura judeoandalusí.
Los reinos de taifa (1031-1086)
Durante este convulso e inestable periodo histórico, los judíos alcanzarán su máximo esplendor cultural. Este medio siglo incluye la primera parte del siglo de oro del hebreo andalusí y en él comienzan a desarrollarse las ciencias del judaísmo andalusí.
La época almorávide (1086-1146)
Tras la invasión de las tropas norteafricanas para frenar la avanzada cristiana, los judíos conseguirán mantener su nivel cultural, desarrollándose la segunda parte del siglo de oro del hebreo andalusí, sin no pocas dificultades políticas y en contexto nada favorable. Algunos intelectuales judíos de al-Andalus defienden en sus obras que ellos eran ante todo andalusíes y que su lengua era tan sublime y excelsa como la contenida en el Corán, pues lo métodos empleados para explicar a una y otra eran los mismos, independientemente de quién los idease. Se trata de una equiparación de identidades que configuran una misma sociedad y cuyo trasfondo va más allá de factores lingüísticos o religiosos.
El periodo almohade (1146-1232)
La situación se complica aun más con la invasión almohade. Las minorías religiosas que no aceptan la conversión son exterminadas. Esta situación desesperada supone el fin del judaísmo andalusí que se ve condenado al exilio. Aun así, es una época dorada para la cultura judeo-árabe desarrollada en al-Andalus, en ella van a brillar figuras como Maimónides y otros agentes llevarán a cabo la difusión del legado andalusí por el Mediterráneo.
El último reino islámico que persistirá en la península Ibérica tras la derrota de los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) será el fundado por la dinastía nazarí en Granada y que se prolongará durante algo más de dos siglos y medio (1232-1492), al igual que la antigua dinastía omeya. Apenas tenemos noticias directas de los judíos de este reino. Sabemos que tras las matanzas de 1391 en Sevilla, muchos judíos buscaron refugio en el reino de Granada, recuérdese que el reino nazarí por entonces incluía parte de las provincias de Málaga, Granada y Almería.
En este reino vivirá el último judío de al-Andalus, Saadia ibn Danán (Granada, mediados del s. XV – Orán, primera década del s. XVI), importante polígrafo que abarcó muchos de los campos del saber que definían a los sabios andalusíes, tales como gramática, lexicografía, casuística, historia, literatura, filosofía, exégesis y poesía, además de ejercer de copista. Nació en Granada a mediados del siglo XV. Su abuelo fue rabino de la ciudad. Saadia fue nombrado por las autoridades regentes dayán (juez) de Granada, donde alcanzó su madurez intelectual durante la década de los setenta ejerciendo de maestro, rabino y copista. Tras la conquista, fue víctima del decreto de expulsión emitido contra los judíos por Fernando el Católico y, en el año de 1492, abandonó la península camino de Orán en la actual Argelia, donde fallecería durante la primera década del siglo XVI.
Prof. Dr. José Martínez. Universidad de Granada
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