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El baenense Paco Ariza muestra en una exposición antológica en el Centro Botí

ARTE. El Centro de Arte Rafael Botí acogerá, del 25 de febrero al 24 de marzo, la exposición antológica del artista baenense Franisco Ariza titulada 'El hombre que quiso volar. Síntesis del paisaje en la obra de Paco Ariza, una muestra comisariada por Javier Flores y en la que se recoge gran parte de la obra de “una de las figuras más interesantes de la segunda mitad del siglo XX”.

Así lo ha explicado la delegada de Cultura en la institución provincial, Marisa Ruz, quien ha señalado que “estamos ante un extraordinario artista con el que la provincia de Córdoba tenía una deuda pendiente y al que ahora reconocemos su capacidad de intuición y sus soluciones plásticas, que ha construido a lo largo de su vida artística.

“Es un pintor telúrico y de paisajes y la exposición tiene que ver con esos paisajes, con las vistas aéreas y con los cerros, otra manera de distorsionar el paisaje en torno a la geometría; y todo ello hilado con el relato teórico que Javier Flores construye de la vida y la obra de Paco Ariza”, ha señalado la diputada provincial.

Por su parte, Javier Flores, comisario de la exposición, ha subrayado que el artista “nos permite volar mucho más allá del hecho físico, es una travesía metafísica que aborda el espacio en todas sus dimensiones para derrocar la dictadura de la gravedad”.

Flores ha explicado que la muestra comprende vistas aéreas a vista de pájaro, “sirviéndose el artista de una memoria fotográfica que después saca a volar”; obras de una abstracción lírica y de una abstracción geométrica, otras en las que hace una interpretación de cerros, “como si cogiera la montaña y la pusiese en una llanura o una mesa”; cuadros basados en piedras y esculturas, “que dialogan con esas visiones del paisaje”.

Finalmente, el artista Paco Ariza ha agradecido a la Diputación de Córdoba que haya ofrecido el Centro Botí para mostrar su obra y ha abundado en que “la naturaleza es la mejor maestra, me enseñó cosas maravillosas en Baena y, gracias a esas visiones extraordinarias, pude seguir creando belleza haciendo de ella mi religión y del trabajo mi oración”.