ALMEDINILLA.    

En los campos santos de Sileras y Almedinilla se celebraron misas en honor a los fallecidos.

El Día de Todos los Santos y Difuntos es una fiesta dedicada al recuerdo de los antepasados. Una de las costumbres de esta celebración en nuestro municipio es la celebración de misa y visita a los cementerios, el consumo de castañas y la elaboración de ‘gachas’. Pero en los últimos años ha cambiado la relación que la sociedad tiene con la muerte y, por ende, los cambios que están afectando a una fiesta que se remonta al año 998 donde se instituye por orden del abad San Odilón en todos los monasterios bajo la tutela de la abadía de Cluny; fijando como fecha de celebración el día posterior al de Todos los Santos.

Desde las primeras horas de la mañana de ayer sábado cientos de personas se han dado cita en los cementerios de Sileras y Santo Cristo de Almedinilla para celebrar misas en honor a los fallecidos. En los alrededores del cementerio se registró gran congestión de vehículos, ya que una costumbre que va en aumento es la visita a los cementerios para arreglar y adornar las tumbas de los familiares y de otras personas y, de paso,  pasear por el cementerio y observar las tumbas de familiares, amigos y conocidos.

Hoy día hay en la sociedad un cambio de mentalidad hacia el sentido sagrado de los antepasados y los difuntos se están convirtiendo en personajes de fantasía que dan miedo: muertos vivientes, espíritus y fantasmas. Y las visiones contemporáneas del más allá se construyen sobre un sincretismo de creencias y personajes.