Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La realidad escondida de Manuel Carmona Curtido

“Aventuras y desventuras de un educador de Centros de Protección de Menores”. Obra cuajada de enormes lecciones y reconocimiento ante el destino de la pobreza humana. Libro que recoge en más de cuarenta capítulos, las vívidas imágenes que solo nos atrevemos a presentir. Imágenes que se nos presentan con la crudeza vital de quien la sufre, en paralelismo con la vana eficacia como trasfondo de una realidad inhóspita. Un sinsentido marcado como ruta del pavoroso devenir que alumbra la tragedia humana, en su mayor descaro de inconsciencia como horizonte. “La realidad escondida”, (Editorial Hilos de Emociones, 2018), y cuyo autor, Manuel Carmona Curtido, es educador en Centros de Protección de Menores, que con todo acierto y lujo de detalles nos relata su experiencia cotidiana de desventuras en breves y sorprendentes narraciones, vadeando con entrega y mínimos recursos, las complejas situaciones de conflictividad a las que debe enfrentarse. Centros donde inesperadamente llegan niños y jóvenes, denominados Menores, protagonistas de una vida errante, por exilios o frazadas inmundas de desafecto e inadecuada orientación de futuro.                  

Obra que me lleva a “La declaración de los Derechos humanos”, constatando el desorden y la mentira que vivimos en este soñado mundo que tenemos ante los ojos, aparentando una falsa felicidad, enmascarada con su implacable y devorador consumismo, sirviendo de llamada a ese otro mundo que llega confundido y que protagoniza el desfilar de estas historias cargadas de un afecto que les ha sido negado, pese al cacareo de Derechos humanos y carta de reyes Magos. Pues estamos listos, si los interesados en este negocio, siguen inculcando que en “Europa, el trabajo abunda y los sueldos son generosos”. Historias que asombran por su perplejidad cuando uno lee que “Hamid, -maravillado, ante el descubrimiento de que el grifo manaba agua-, apenas había dormido, […] ya que se había llevado toda la noche abriendo y cerrando el grifo”. Naturalmente, su vida fue la de recoger agua en una charca. Esto es sensibilidad ante el asombro del desconocimiento. No busquéis en Marte o en la Luna, lo que hay en el hombre. África, no es pobre, necesita cultura, Bibliotecas; y nosotros, un mundo que vaya despacio y reflexionando, buscando la verdad y los valores humanos, con sus soluciones. “La realidad escondida”, nos pone a la vista la verdad de lo que parece que Occidente, Europa y España, no parecen mirar. Porque “a fin de cuentas, todos creemos lo que queremos creer”.       

Nos relata situaciones inimaginables que nuestra mentalidad de consumistas no alcanza a descifrar. Pero el autor, lo explica con transparente lucidez. Con gesto que le honra su labor, llevada como educador de estos menores, en la mayoría de los casos, desaprovechados, y no sin esfuerzo, en el sentido más estricto de la palabra. Sus lecciones de humanismo son tan intensas, que a ratos, hacen [creer en el hombre], hasta hacernos abrir los ojos y la sensibilidad para ver el camino de un futuro de dudas y vanidades, no de todas obviamente, pero sí del que todos podíamos sentirnos afectados en un ulterior desastre. “Hemos puesto en dos platos de una balanza el alcohol y nuestras hijas, y ha ganado el alcohol”. ¡Dios!, que nos ampare el monstruo de las cavernas. ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué estamos haciendo del corazón del hombre? ¿De la educación saludable, de la ética..? ¿De la vida? Quien llega a estos centros, no espera nada, o sólo encontrar el bienestar que le inculcaron que hallaría en la España del fracaso laboral y los perdidos sueños de principitos.       

Este libro no habla desde un despacho. Lo hace desde la experiencia práctica, y por ello, debe ser leído. Nos habla de un infeliz viaje hacia la nada. De lo que debe hacer reflexionar a dirigentes políticos, ante el sentimiento del vacío interior de los seres humanos, que acaba destruyéndolos. Qué importante este punto, tocando el corazón y la mezquindad humana. Llámese capitalismo o intereses de religiones. No falta la naturalidad del cómico relato, que nos sustrae al germen de la sonrisa adorable, para darle color, aunque sea triste, pero teatral y poético a nuestra historia, dando semblanza de la vida misma a la segunda oportunidad y al golpe duro en las puertas que se cierran a la luz de los hombres. “Una aventura, que después, con los años sigo recordando con una sonrisa”. Claro que sí, la vida está llena de poesía, de perturbaciones, pero ante todo debe imperar la ética y la buena fe con el gesto humano de la verdad. Desengañémonos, España, hoy por hoy, no es el paraíso ni la salvación. Ya leí a “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo. Y me pareció la sublime desolación del mundo al completo.