Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Semblanza de Doña Sara Wüpper Ramos de Castro

Noventa y dos años dan para mucho y, en este caso, a fe que se han aprovechado. Desde atender a una familia, esposo y tres hijas, decenas de nietos y varios bisnietos, hasta haber vivido en varios países, conocer distintas culturas y dominar varios idiomas.

Hasta aquí el breve retrato que bien podría corresponder a cualquier ciudadano de generaciones próximas a la nuestra. Pero Sara, conocida entre sus familiares y allegados como La Lita, se ha ido, con cerca de 93 años, lúcida, digna y con la exquisita manera de proceder que siempre la acompañó. Lo  súbito de su partida nos ha sumido a los que la queremos en una especie de nebulosa entre la incredulidad y el estupor, de los cuales comenzamos a despertar, poco a poco, entendiendo, y así lo había manifestado ella en numerosas ocasiones, que sin duda era el mejor modo, si es que el final puede ser elegido. En este caso, la inmediatez del ICTUS ha permitido que ese deseo se convirtiera en realidad, sin haber transitado por el camino del dolor, manteniendo intactas su aspecto y dignidad, algo a lo que nos apuntaríamos todos.

Ya resultan lejanos los días de su llegada a Cabra del brazo de su esposo Guillermo Baum, a vivir en la señorial casa El Ancla (frente al parque) y, sin duda, marcando tendencia a las futuras generaciones con actitudes ya normales en otras latitudes, pero inhabituales en la sociedad egabrense de ese tiempo. Desde entonces, extensos y ricos años de convivencia y cariño para toda su familia y amistades, siempre atenta a las necesidades de cada cual y a la realidad circundante lo que le permitía, aún últimamente, estar al tanto de la actualidad social y política más reciente, siendo capaz de analizar atinadamente la misma con la perspectiva de haber vivido dos guerras e incontables acontecimientos históricos en estos años.

Su curiosidad insaciable, la dignidad con la que se manejaba y el punto de humor al que nunca renunció, al menos conmigo, la convertían constantemente en un personaje diferente y objeto de asombro en estos últimos años, pues todo lo comentado se presentaba en una nonagenaria que para nada hacia apariencia de esa edad y objeto de sana envidia, al menos eso le comentaban, por parte de la audiencia.

Mi suegra era grande. Lo de suegra no le gustaba mucho, la verdad, pero aún así me lo admitía. El desarrollo vital de mi madre fue rigurosamente distinto, manteniendo su buen humor y cariño a pesar de un manifiesto deterioro físico. Sara, en cambio, se nos ha ido con la manicura y el peinado en perfecto estado de revista, permitiéndonos a todos mantener incólume un recuerdo íntegro de quien fue todo un personaje.  Y, lo que es más importante, Sara también se ha ido con el alma en paz. Es duro y triste perder a un ser querido, pero las grandes personas nunca morirán del todo mientras los que las queremos y admiramos seamos capaces de recordarlas.

Rafael Ramírez Ponferrada.

Médico.

*El próximo viernes día 17 de enero se oficiará una misa de funeral por su eterno descanso a las 20:30horas en la Iglesia Conventual Madre de Dios RRPP Franciscanos de Lucena.

Comentarios

Enviado por pepa el

Sin duda, una Abuela con genio y figura!!

Enviado por Yago el

Tuve la suerte de conocerla un día en casa de una de sus hijas que tanto la quería. El pequeño rato que estuve con ella me pareció alguien realmente especial. Me sorprendió su buena memoria, sus conocimientos linguístico y la manera de analizar el presente. Un beso a toda su familia en estos duros momentos. Descanse en paz.

Enviado por Soni el

¡¡¡Fuístes la reina, la grande y la magnífica de ésta familia!!!

Enviado por Maribel el

"Mi Sara", así es para mi y así como siempre me he referido y seguiré refiriendome a usted. Nuestra convivencia ha sido una d las mejores experiencias d mi vida, compartir esos momentos q tanto me han enriquecido es lo q ha conseguido q la quiera por siempre. Un beso y ya el recuerdo d esa sonrisa d complicidad....

Enviado por Rosa María el

Sara fue una gran Mujer, mi madre fue su modista, tengo muy buenos recuerdos de cuando íbamos a la Casa El Ancla con mi madre, un familia muy querida.
Un fuerte abrazo...

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