Una escalera es un instrumento para llegar a lugares situados a distinto nivel, bien sea en sentido ascendente o lo contrario.

La crónica escrita del devenir de la humanidad, es decir la historia, mucho se parece a una escalera, con épocas de ascenso y descenso en el desarrollo humano, cultura y en general en nuestras condiciones de vida. Apelando a la nostalgia, tendemos a recordar el pasado con templanza y a filosofar sobre el futuro con inquietud, sensación que en el tiempo presente aparece como inevitable.   

El panorama nacional y sobre todo internacional no llama en absoluto al optimismo, y la polarización, imprescindible antesala del enfrentamiento directo, ocupa muchos aspectos de nuestro devenir.

La sociedad europea y española, ya vivieron momentos muy similares en periodos prebélicos del pasado siglo XX y parece que, torpe y estúpidamente, estemos empeñados en repetirlos.

Los partidos tradicionales están en crisis, en parte porque ya no responden muchas veces a un espectro ideológico reconocible y en parte y sobre todo, porque sus líderes dejan mucho que desear, en términos de formación profesional y sobre todo en calidad humana. Qué tipo de ideología o concepto de la política mueven a Putin, Trump, Netanyahu o más cercanamente a nuestro presidente Sánchez. En este sentido, la propia oposición del PP en este caso, tampoco parece muy despierta en los momentos actuales. Se gobierna al día, según intereses directos e inmediatos, sin tener horizonte más lejano, como mucho, de la próxima cita electoral.  Los mensajes se lanzan en la inmediatez de las pantallas, sin importar la veracidad de los mismos. Dicha verdad murió hace tiempo, sustituida por “el relato”…..Señor!!!!!

En esta dinámica dónde queda la ciudadanía?? Qué tipo de relación nos espera a partir de ahora con nuestros gobernantes??  Limitarnos a votar periódicamente parece ser la casi única opción, ya que la vertebración de movimientos ciudadanos independientes, resulta a fecha de hoy una quimera : en corto plazo, de alguna u otra manera acaban en la indeseable politización.
Ante este panorama, poco agradable, qué hacer??

De entrada identificar correctamente los problemas, que por resumirlos en tres (entiendo que los más importantes/ urgentes) serían la guerra, la cual ya no es una amenaza sino una triste realidad en nuestra puerta, los problemas medioambientales, que más pronto que tarde deberán ser admitidos y puestos como prioridad por todos con independencia de la ideología, y la IA, de la cual sabemos hasta ahora la “costra” del guiso, pero no el fondo y en qué medida modificará nuestras pautas de comportamiento y relación, sobre todo con aquellos que nos mandan.

En este sentido, les recomiendo la última obra de Yuval N. Harari, historiador y pensador israelita, autor del best seller Homo Sapiens, que se llama Nexus, y en la que establece toda una línea de pensamiento, de cómo la información ha sido y será sin duda, el mayor de los tesoros, para quien quiera detentar el poder. El petróleo era el oro líquido de finales del pasado siglo. En el futuro, lo serán los algoritmos.

Dicho todo esto, y por lanzar una idea menos catastrofista de la que todos obtenemos después de ver el telediario cada día, entiendo que el ser humano aún está ahí, dueño de su vida y futuro individual, y que este solo puede y debe basarse en aquello que libremente elijamos todos y cada uno de nosotros. Para esto es fundamental no perder la capacidad crítica, es decir, estar debidamente formados e informados, para tener una opinión propia.

Solo si nos formamos, leemos y pensamos, la escalera de la vida puede que nos lleve a un soleado ático primaveral, en lugar de al oscuro sótano de una sociedad dividida y enfrentada, donde solo salgan beneficiados aquellos que precisamente promueven dicha dicotomía.