Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Día y año de la Misericordia

¡¡¡Qué día más hermoso a nivel meteorológico y espiritual aconteció el pasado 23 de octubre “Día de la Misericordia”!!! Pues bien. Dentro de unos días, concretamente el próximo 8 de diciembre, da comienzo y celebraremos “EL AÑO DE LA MISERICORDIA”. ¿Qué significa esto? Pues significa que en este mundo egoísta, secularizado, deshumanizado y alejado de Dios, aún tenemos la esperanza de  perdón y salvación en esta vida presente y en la venidera.

En esta vida presente nuestras relaciones humanas pueden construirse sobre la base de la comprensión, la tolerancia y el amor al prójimo. Y, no sólo desde un punto de vista cristiano. Pues para el que no lo sea, también, desde el punto de vista de la propia humanidad que gozamos, haciendo el Bien y perdonando el Mal que nos causen.  ¡Porque a todos hay algo que se nos pueda perdonar! ¿Quién está libre de culpa o pecado? Es decir: ¿Quién no ha ocasionado algún daño, incluso sin proponérselo, a alguien? Aquí se nos presenta la ocasión de poder practicar con gran satisfacción y alegría el don de la misericordia.       

Y en la vida futura, para los creyentes, el placer de haber cumplido con una de las maravillosas donaciones que modelan la vida de todo cristiano que desea no pasar por este mundo sin pena ni gloria ante los ojos de Dios.

Es tal la Misericordia de Dios, que no podemos imaginar, ni por un instante, el inmenso Amor con que nos cuida, nos protege y nos libra de todo mal. 

Ya podían reflexionar sobre esta misericordia aquellos que se dedican a maltratar a sus semejantes, sea en la esfera del entorno familiar, profesional u otro cualquiera para que tengan entrañas de perdón hacia los que sufren sus maldades.

Y no hablemos del plano mundial, donde podrían y deberían hacerlo los gobernantes de las naciones en guerra y los terroristas que, sin razón, corazón ni piedad, masacran a muchos inocentes e indefensos ajenos a toda malicia e interés.

 Sírvanos como ejemplo, entre otros, la labor desinteresada e incondicional que realizan esos seres entregados al bien de sus semejantes, los misioneros, que van a países tan lejanos e ignotos, a dar su ayuda, su saber, su salud y su vida entera, en pro de tantos sufridores y necesitados.