Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Una situación sin pies ni cabeza

Trabas y dificultades para adoptar en España

No sólo no tiene pies ni cabeza sino que carece de justificación razonable que lo explique.

A los políticos los elegimos para que solucionen nuestros problemas, no para que estén todo el día mirándose el ombligo, ni pensando como van a resolver las marrullerías y embrollos que tienen en sus formaciones.

Deberían de darse cuenta de una santa vez que el sueldo que, entre todos, les pagamos es para que no nos pongan obstáculos cuando queremos resolver una necesidad, ni alarguen sine die la solución de la misma.

Sin embargo eso es lo que están haciendo, sin importarles un bledo el sufrimiento que puedan tener muchas familias españolas.

¿Por qué digo esto? Porque son pavorosas a la vez que patéticas las cifras que, sobre la adopción existen en España. Hay 18.000 niños en orfanatos. Sin embargo las 33.000 familias que están esperando que se les conceda que uno de estos niños se integre en ellas, con todos los pronunciamientos legales, se encuentran desde hace años como en una especie de limbo, anhelantes y sufrientes por el hijo que no llega, después de estar esperando, en algunos casos, más de seis años.

De la Unión Europea nuestro País es el más adoptante y sin embargo es en el que se ponen más inconvenientes, trabas y dificultades para que esos pacientes futuros padres puedan conseguir lo que con tantas ansias y cariño desean.

Todavía estamos en el: “Vuelva Vd. mañana”, que decía Larra. Papeleo. Más papeleo. Trabas, inconvenientes sin cuento, dificultades sin justificación, son las horcas caudinas por las que han de pasar durante años, en ocasiones más de seis, los padres que desean adoptar a un niño.

Nuestro Gobierno ha cerrado la posibilidad de que vengan niños de otros países. No quiero entrar en la maldad o bondad de tal decisión, porque es que no necesitamos que lleguen del extranjero cuando en España tememos más de dieciocho mil niños que viven en orfanatos y no se facilita su adopción.

Lo más sorprendente e inexplicable es que muchos viven con familias de acogida, hasta que se encuentren los padres adoptables. Éstas realizan una labor meritorísima, pero que considero innecesaria, ya que, en lugar de tenerlos ellos, desde el primer momento que el Estado reconoce que una criatura está en condiciones de ser recibida por unos padres que cumplan las condiciones que designe la ley para ello, no hay motivo ni nada que justifique que no se les entregue.

Además es una forma de despilfarrar el dinero de todos los españoles, pues el Gobierno tiene un presupuesto para los gastos del cuidado de estos críos, ya que las familias de acogida reciben un 13% del mismo, es decir, 300 euros al mes por cada criatura que tengan en estas condiciones. Cantidad ridícula, que pienso que no puede ser suficiente para subvenir los desembolsos que hayan de llevar a cabo para su mantenimiento.

Pero es más, existe un agravio comparativo ya que ese insuficiente 13%, parece cosa de broma, no tiene parangón con el 87% que reciben las instituciones, muchas de ellas privadas, que realizan la misma función, a las que se les entregan entre 2.500 o 3.000 euros por el mismo concepto.

Pero lo más indignante aún es que esta legislación, que tantos inconvenientes, dificultades y trabas ponía para la adopción, fue derogada por nuestros gobernantes hace un año y fue sustituida por otra que modificaba el anterior sistema de protección a la infancia, con el propósito de poner fin a una situación tan injusta.

Lo inexplicable es que ¿a qué están esperando para ponerla en funcionamiento? ¿Acaso al advenimiento de los caracoles?

Sres. Políticos, déjense de perder el tiempo o tendremos que pensar que somos regidos por una caterva de ineptos e inoperantes que no son capaces de que entren en vigor las leyes que ellos promulgan.