Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La política errática de Pedro Sánchez

Desde que es Presidente del Gobierno, con el poco tiempo que lleva, no hace hecho nada más que dar bandazos sin rumbo fijo. Según se dice ha rectificado sus decisiones más veces que las ha acertado, ¡vamos que ha dicho más veces “donde dije digo, quise decir Diego” que las que se ha podido mantener en sus determinaciones!

¡Pobre hombre! Algunos lo consideran un advenedizo y otros un usurpador. Nada de cierto hay en ello. Ha llegado a ser Presidente del Gobierno con todas las de la ley, pues es un procedimiento que está previsto en la Constitución.

Lo que yo no sé si se contempla en la misma es que para regirnos  haya que pactar, aunque sea a trancas y barrancas, y mantenerse en una delicada alianza, con partidos de izquierda, independentistas catalanes y nacionalistas vascos. El propósito y el fin al que tienden estos dos últimos es el de fragmentar a España y destruir la unificación que se consiguió hace más de quinientos años. La izquierda ya sabemos que es lo que pretende: crear una situación tal de desgobierno y falta de equilibrio que no sabemos a dónde nos puede llevar.

Desconoce cómo salir del atolladero, anda dando bandazos, sin rumbo y desorientado, desnortado, desdiciéndose desde el mismo día en el que asumió el poder.

Realmente es para tenerlo en lástima, pues, aunque consiguió más que la mayoría absoluta en su moción de censura, se ha encontrado con un mandato que le viene grande: regir a España.

Gobernar un país como el nuestro acarrea muchos problemas, sinsabores y dificultades. Por eso es patente que no está preparado para ello, si no aquí están algunas de sus contradicciones.

Tenemos un refrán que dice: No es lo mismo predicar que dar trigo”.

Cuando estaba en la oposición proclamaba un sin fin de cosas que iba a hacer una vez alcanzado el poder. Reformas que llevaría a cabo que nos asombrarían a todos.

Ya está. gobernando. ¿Qué hay de tanto como prometió?

 Estas son unas pocas de cosas que iba a cambiar y que se siguen manteniendo, algunas con razones más que peregrinas.

A las dos semanas de ejercer como Presidente ha tenido que dar marcha atrás en la renovación, mediante decreto, de la cúpula de RTVE, sin embargo, cuando se hallaba en la oposición se ponía frontalmente en contra de tal mudanza.

No esté dispuesto a abordar, durante esta su corta legislatura, el modelo de financiación de las autonomías. Los presidentes de las mismas le han salido al paso y mostrado su malestar y disconformidad, siendo los más críticos los de su propio partido.

Se apoya en una frágil aritmética, por ello es muy importante que Izquierda Unida y Compromis, dos de los que lo han aupado a la presidencia, hayan puesto el grito en el cielo.

El argumento que mantiene Pedro es “la falta de tiempo”, así ha dicho, mientras asegura que agotará la legislatura. Aquí nos encontramos con una flagrante contradicción. Si va a agotar el tiempo que queda de legislatura tiene más que suficiente para atacar el problema de esta financiación. Según sus palabras quiere mantenerse gobernando hasta mediados del 2020, por lo que le quedan, prácticamente, casi dos años para acometer todas las reformas que había prometido.

En una rueda de prensa que dio, expresó claramente, para todos los españoles, que su propósito era “convocar elecciones cuanto antes”, así se manifestó.

Sin embargo, da marcha atrás, ciscándose en sus propias palabras y desdiciéndose de las mismas y expresa sin rubor alguno que “salvo a Ciudadanos”, nadie más reclama la convocatoria de elecciones generales.

Las elecciones generales las queremos todos los españoles, salvo sus correligionarios y algunos de ellos también, así que se deje de monsergas y cumpla su promesa.

Ha llegado a decir en privado que no puede asegurar que llegue a agotar la legislatura, pero que tampoco quiere precipitar su final. No es esa su intención.

Si considera que no puede afirmar que llegue a agotar la legislatura, que cumpla su palabra y convoque elecciones generales mientras más pronto mejor.

Su actitud respecto a la reforma laboral la ha modificado totalmente. Antes era urgente y perentoria, ahora manifiesta “que no hay mayoría en el Parlamento”.

Sí tiene mayoría, algo más que la absoluta. Lo que no habrá será aquiescencia entre los que lo han subido al machito.

Del Estatuto de los trabajadores sólo pretende modificar el artículo 42. ¡Para ese viaje no hacen falta alforjas! Cuando estaba en la oposición, su criterio era el de cambiarlo todo, ahora con la modificación de un sólo artículo es bastante.

Lo que hay que hacer es confeccionar una nueva ley con reformas de lo desechable de este Estatuto y aprovechamiento de lo que deba de mantenerse.

En junio de este año estaba dispuesto a dar papeles a todos los de fuera que llegaran a España. Por ese camino van los que vinieron en el Aquarius y hace poco los seiscientos y pico que asaltaron la valla de Ceuta, echando cal viva, excrementos y atacando con pequeños lanzallamas a los guardias civiles, varios de los cuales resultaron con heridas de consideración.

Esta actitud permisiva contrasta radicalmente con los ciento veintiséis, poco más o menos, que hace poco saltaron la valla y fueron expulsados fulminantemente. En un lanzamiento exprés sin precedentes.

Lo dicho, gobernar a España le viene grande, no está preparado para ello, así que lo mejor que puede hacer es convocar elecciones y cumplir lo prometido aunque solo sea por una vez. Nos haría un bien inconmensurable a los españoles.