Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

No tengo ni idea de qué escribo

Llevo algún tiempo desconcentrado, tanto como para no saber de qué escribir en Sur de Córdoba. Si no causa molestia a quien lea esto, pido permiso para hacer un repaso: habitualmente, suelo tener escrita la colaboración hacia mediados del mes anterior, en este caso, abril, pero para entonces ya estaba dudando sobre qué. Primero pensé en hablar de por qué el Gobierno actúa como si no estuviera en el Gobierno; por ejemplo, de cómo algunos políticos de Podemos denuncian en Twitter las malas cifras de paro o de resolución de la vida para la juventud, lo que es ridículo cuando la propia ministra de Trabajo es de este partido… Incluso con la presencia de ministros manifestándose el 1 de mayo para exigir al Gobierno, o sea, a sí mismo a cumplir no sé qué compromisos… ¿Y por qué no lo plantean o aprueban si gobiernan? Me pareció un chiste y tan ridículo que opté por cambiar y me dije: «¿Algo sobre la lengua?» Y ahí me echó una mano o, mejor dicho, una palabra Irene Montero con la secuencia «hijo, hija, hije». El problema estaba, de nuevo, en que el empleo de «hije» provenga de la ministra, que, en su afán de ignorancia neologista, ya nos había aportado perlas como «portavoza». Entiendo el fin del uso de «hije», pero me parece un sinsentido en la secuencia; además, el tiempo dirá de otras realidades a las que llamarán «hiji», quizá «hiju», y entonces parecerá, más que ahora, que se ríe de todo: hijo, hija, hije, hiji, hiju. O eso u onomatopeya de falta de aliento.

Así que, descartadas cuestiones políticas, incluso las que sucedan de manera tangencial, revisé artículos desechados, que reciclar sigue estando de moda. Entonces, empecé a escribir sobre el misterio que rodea a estas dos terribles líneas:

Que te diga: «Para» y aprietes.

            Supongo que ahí residirá la locura.

El caso es que puede que hayan sido escritas por alguien apellidado Ortiz o tal vez no, pues parecen haber sido borradas de Internet y con ellas toda referencia a su procedencia. ¿Hablan de una violación («locura» es un eufemismo) como se manifiesta en Twitter? ¿O acaso se refieren a huir de un control de la Guardia Civil? La auténtica locura de Ortiz, o de otro, quién sabe, es haber escrito esas palabras y que haya editoriales que las consideraran poesía.

Y en este punto me dije que no me apetecía dedicarles un artículo completo en Sur de Córdoba a estos «escritores» que empobrecen la poesía y la literatura. Y de esta manera cerraba el ordenador y me ponía a leer libros que sí valgan la pena, que es lo que voy a hacer ahora cuando coloque este punto final.