Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Juego de bazas

Acabáramos. De todo termina uno enterándose, mire usted. Ya sabemos por dónde andaban los señores —y señoras, perdón— diputados y senadores. Esas imágenes panorámicas, esos planos generales con los escaños vacíos, salvo los cuatro o cinco imprescindibles para ventilar, con mayor o menor maestría, el trámite. La versión oficial se mostraba digna: «Somos representantes de los ciudadanos —venían a argumentar—, no estamos en nuestros escaños, pero trabajamos para nuestras circunscripciones, aquéllas en las que fuimos elegidos. Y lo hacemos también a pie de calle, recorriendo los distritos, o desde nuestros despachos en las Cámaras». Oh milagro. Para esto, todos de acuerdo. Unanimidad. Lo nunca visto. Todas las lucecitas del panel en verde. E iba de maravilla la suerte de trapaza hasta que Martínez-Pujalte y Trillo metieron la pata… Vale, ellos exactamente no. Más bien se filtró a los medios de comunicación, como se filtró lo de Rato. Porque en este país en el que quien ha podido se lo ha llevado calentito, en el que descubrimos que un buen porcentaje de las causas de la crisis económica lo ostenta la corrupción, a algunos no les queda más pena que la de informativos. Que en lo demás, como apunta Quevedo, hay hilazas. Este mundo es juego de bazas, remata el genio de la Torre de Juan Abad, que sólo el que roba, triunfa y manda… Total, que la verdad, la verdad de la verdad, es que no aparecían en sus escaños, sentaditos como niños buenos, por encontrarse cumpliendo con sus representados. No. Abandonaban su puesto para dedicarse a su actividad profesional paralela y privada, brotando aquí lo más florido, a saber: abogados, médicos, asesores, economistas, tertulianos (¡vaya profesión ésta!), funcionarios en excedencia, representantes municipales (alcaldes o concejales), profesores, ingenieros… Muchos de ellos remunerados, qué duda cabe. Otros, no; excepto gastos. Se observa que no era suficiente con la nómina de diputado o senador, clamando la necesidad de un sueldecillo extra. A no ser que el extra sea el empleo de diputado y senador, viendo las horas a la semana que destinan a eso de la legislación patria. Y respecto de aquéllos no remunerados —excepto gastos—, quizá fuera preferible una consagración exclusiva al servicio público, que para eso fueron elegidos y cobran. Al fin y al cabo, esa ansia por acaparar empleos y salarios en nada beneficia a nuestros destacados niveles de paro.

La raíz de tanto mamoneo la encontramos en nuestra Constitución. Establece el apartado 1 de su artículo 67: «Nadie podrá ser miembro de las dos Cámaras simultáneamente, ni acumular el acta de una Asamblea de Comunidad Autónoma con la de Diputado al Congreso». Las restantes combinaciones, claro, son practicables. Y constitucionales. Incluso la de ser senador y diputado autonómico al tiempo. Hay contención, sí, en la propia Constitución: «La Ley electoral determinará las causas de inelegibilidad e incompatibilidad de los Diputados y Senadores, que comprenderán, en todo caso: a) A los componentes del Tribunal Constitucional. b) A los altos cargos de la Administración del Estado que determine la ley, con la excepción de los miembros del Gobierno. c) Al Defensor del Pueblo. d) A los Magistrados, Jueces y Fiscales en activo. e) A los militares profesionales y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y Policía en activo. f) A los miembros de las Juntas Electorales» (art. 70.1). Se hace inevitable, por ende, la puesta en escena de la Ley de Régimen Electoral General, la cual proclama cierto decoro: «El mandato de los Diputados y Senadores se ejercerá en régimen de dedicación absoluta en los términos previstos en la Constitución y en la presente Ley» (art. 157.1). Y ahí está la trampa, en esto de «… en los términos previstos […] en la presente Ley». La manga ancha y el pasteleo, pues, descontando la vinculación al sector público, «las actividades privadas distintas […] serán autorizadas por la respectiva Comisión de cada Cámara…» (159.3.c). Autoricemos, se dicen.

Ahora, revelado el tinglado —antes existía con la debida nocturnidad y alevosía, y la conchabanza de los grupos parlamentarios—, la familia política, oportunista y demagoga, con muchas manos a las cabezas e histriónicos arranques de acaloros, exige las inmediatas reformas, aunque con la boca pequeña, a la sorda, excusándose en la minoría parlamentaria, a ver si se olvida pronto el asunto. Pasaron los nubarrones, con tanto idiota pululando para deshacerlos, mereciendo unos segundos de telediario y un rincón de periódico.

En este juego de bazas que es el mundo, en definitiva, con embustes, no hay suerte que no le tomen. El tahúr no se conforma con una buena mano. De cualquier modo, resulta apropiado conceder, como se hace, la compatibilidad a la creación literaria, artística, científica o técnica; o la docencia universitaria… O tal vez no tanto. Conociendo el percal, no perdería gran cosa la humanidad.

Comentarios

Enviado por Satiago Moure el

No hay que ser tan mal pensado, Julian.Hay que tener en cuenta que si Esperanza Aguirre con su sueldo no llega a fin de mes, es normal que los Martínez Pujalte de turno tengan que pluriemplearse. Con la mierda de sueldo que ganan como diputados o senadores y la ingente cantidad de horas que le dedican a tan honrosa labor (la de tocarse los cataplines) es normal que hagan este sobreesfuerzo para sacarse unos dinerillos extras. la lástima es que la condena de picar piedras en las carreteras no la contempla el código penal. Una lástima.

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