Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Contra la desmemoria

En la última comida familiar mi madre -a sus 91 años- nos regaló un recital de anécdotas centradas en la guerra / posguerra que vivió como adolescente madurada a golpes de cruda realidad. En la sobremesa aparecieron su tío y padrino Antonio que optó por el suicidio para huir del fusilamiento, los hermanos “ Salones”, Manolo y Francisco, que tras volver de la zona republicana y   ser escondidos  en la bodega de la inmensa casa de vecinos con la complicidad de varias familias, al final  no pudieron evitar la cárcel o la boda de su prima con José María, el anarquista recién salido del campo de concentración, que contó como figurantes no deseados con la pareja de la guardia civil empotrada en la puerta de la iglesia. Pequeño detalle con fuerza suficiente para disuadir a la mayoría de invitados del barrio y dejar a los novios arropados solo por un exiguo número de familiares entre los que se encontraba ella.

Escuchándola desgranar sus recuerdos, similares a los de tantos millones de familias “perdedoras”, se me hizo más evidente que nunca hasta qué punto aún somos rehenes del calculado silencio impuesto por la larga noche del Franquismo, Transición y actual Régimen borbónico.

La Oligarquía financiadora del baño de sangre que en los años treinta del siglo XX frenó en seco el movimiento popular que pretendía acotar sus sempiternos privilegios, en los setenta propició, para seguir mandando, el lavado de cara del Postfranquismo. De rebote nos robó la Historia y se apropió de nuestra Memoria para imponernos la actual Desmemoria que borra las huellas de su vileza. ¡Y con qué éxito!

Los descendientes de los excluidos, excepto en momentos muy puntuales (15M,22M) , cuando ocupamos las plazas del pueblo ,ya no levantamos el puño para reivindicar derechos como lo hacía el jornalero en la canción (“en la plaza de mi pueblo dijo el jornalero al amo...”) . Motiva más ondear bufandas al grito de “¡Hala Madrid! o ¡Visca el Barça!”.

El nacionalcatolicismo irredento consiguió imponer que “víctimas” sólo son las suyas, mientras menosprecia a las que represalió. Eso le ha permitido mantener el falso axioma hasta en una provincia como Córdoba, con un mínimo de 11.584 víctimas republicanas por represión directa y varios miles más desaparecidas. Pese a las minuciosas investigaciones de historiadores -sin ser exhaustivos - del calibre de Moreno Gómez (los datos anteriores son suyos), Arcángel Bedmar o Antonio Barragán. Ni pestañea cuando afirma que fueron ellos quienes –placas en el interior de la Mezquita, por ejemplo- sufrieron persecución religiosa, olvidando la vinculación de ésta a las bendiciones, coartada moral (" Dios lo quiere") y perdón espiritual ofrecido a los autores materiales de los miles de asesinatos. Si pudieran hablar los paredones de los cementerios de la Salud o San Rafael...

Lo que te lleva a una demoledora – por triste- conclusión:  gracias al compromiso de un exiguo número de personas se ha logrado, pese a la inacción oficial y las trabas, reconstruir buena parte del rompecabezas formado por el mapa de las fosas comunes que llenan el país, entonces ¿por qué la desvergüenza del “negacionismo” campa a sus anchas? ¿Tan escasa es la ciudadanía que desea conocer la verdad en la piel de toro?

Tapias y cunetas siguen rezumando ¡80 años después! “sangre y lágrimas” por el desprecio de quienes obtuvieron impunidad con la excusa de “no remover” un pasado que sin embargo no dudan en utilizar cuando se trata de canonizar a sus muertos o mantener el callejero de la Dictadura.

Por mis destinos de profesor pude vivir de cerca las vicisitudes en torno a las fosas de dos pueblos, Constantina (Sevilla) y Santaella (Córdoba).

De la primera, exhumada en 1979 por la primera corporación democrática y dignamente mantenida por el tesón entre otros del socialista José (Hidalgo) Rojas - puedo verlo con la sonrisa eterna bajo el retrato de Julio Anguita en la pared de su casa, suscribiendo una frase clásica acuñada en el seno de la izquierda andaluza “Juan, soy del Betis y de Izquierda Unida: perdedor nato” - se extrajeron 780 cadáveres. La matanza total llegó a los mil cumpliendo a rajatabla el “diez por cada uno”- 100 asesinados entre los sublevados- pregonado en las soflamas de Queipo de Llano [recordatorio para equidistantes: un partido de fútbol con el marcador 10-1 no se considera “empate” en ninguna liga del mundo]. La segunda fue entrañablemente filmada por el historiador y cineasta francés Jean Ortiz en su documental “Los gritos del silencio”.

En ambas situaciones me llamó poderosamente la atención el impacto y el desgarro que el hecho seguía produciendo en los descendientes. En cualquier aniversario o conmemoración de la matanza sevillana, siempre aparecía algún familiar que daba un ramo de flores para llevar al monolito erigido a los represaliados porque no tenía fuerzas para acercarse al lugar.

Ya estamos en 2017. En lugar de profundizar en civismo y democracia, asistimos al revival y blanqueo de las atrocidades del Franquismo. Sin tapujos. E incólumes algunos de los actores que hicieron posible su pervivencia.

Como esa jerarquía eclesiástica que respira años cuarenta en su búsqueda del totalitarismo ideológico (¡le es históricamente tan querido!) y sigue pretendiendo representar a la inmensa mayoría de la sociedad cuando todas las estadísticas, desde el número de matrimonios católicos hasta asistentes a sus oficios religiosos lo desmienten rotundamente. Un Obispado afanado en ocupar espacios públicos con toda suerte de procesiones o eventos y que, además, se adueñó, con la coartada legal de las inmatriculaciones, de propiedades ajenas (una desamortización a la inversa en toda regla). Y encima con la osadía que da el "gratis total" pues cuando su rapacidad es condenada, como recientemente lo ha hecho el Tribunal Europeo de Estrasburgo por el registro arbitrario a su nombre de una propiedad palentina, la multa de 615 mil euros la paga el Estado. Así invitamos todos a una ronda.

O esas entrañas de un aparato judicial que esta semana, sin ir más lejos, nos ha obsequiado con dos noticias delirantes si no fuesen aterradoras: mientras que una jueza ordenaba en Alicante reponer el callejero franquista, un fiscal de Murcia pedía dos años y seis meses de cárcel, tres años de libertad vigilada y ocho de inhabilitación a una twittera por hacer chistes sobre Carrero Blanco, acusándola de “humillación a las víctimas del terrorismo”. ¡En una España donde ningún juez molestó nunca a asesino o torturador franquista declarado y parece olvidar que el almirante, mano derecha del sanguinario general, fue pilar fundamental de uno de los regímenes más terroristas de la Historia Contemporánea mundial!

¿Imagináis los espumarajos en la boca de un Inda o Marhuenda en cualquier tertulia de la Sexta disfrazada de " Sálvame" si en la Venezuela de Maduro un miembro del poder judicial pidiese cárcel a un opositor por mofarse del presidente? ¿ O a un juez alemán ordenando que se vuelvan a rotular calles con los nombres Fhürer, Hitler, Goebbels, Dachau, Auschwitz...? No es de extrañar que entre los memes más seguidos en la red figurase el que decía que Rajoy había pedido como regalo de Reyes Magos...un volquete de jueces del Opus Dei.

¿Y qué decir del partido político del Conservadurismo? En las primeras décadas del vigente Sistema la Derecha hispana jugó al disimulo. Hoy, instalada en el extremismo sin complejos (basta escuchar las vomitivas palabras de “armas de destrucción masiva” Aznar y del antiabortista Gallardón ayer en la FAES para imaginar que se acaban de tatuar un Donald Trump en la ingle), ha abandonado la penumbra del barniz democrático para situarse cara al sol. Aunque la basura acumulada sea de tal magnitud que la alfombra del Poder donde esconde sus miserias se confunda con una cordillera. 
Por eso es tan importante recuperar el cernudiano “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros”, (1936, poema homenaje surgido de su encuentro fortuito en una universidad estadounidense con un ex-combatiente de la Brigada Lincoln).

¿Y el PSOE? A lo suyo. Permitiendo el gobierno de los herederos de Franco.