Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Sí, pero aquí no

Juan Ramón Pérez Valenzuela

NIMBY son unas siglas inglesas que significan Not In My Back Yard (no en mi patio trasero) y cuya versión española sería el término SPAN (Sí, Pero Aquí No). Consiste en la reacción que se produce entre determinados ciudadanos que se organizan para enfrentarse a los riesgos que supone la instalación en su entorno inmediato de ciertas actividades o instalaciones que son percibidas como peligrosas.

En los últimos días vuelve a ser noticia el alboroto de las distintas ciudades candidatas a acoger el almacén temporal centralizado de residuos radiactivos, conocido como (ATC). Numerosas manifestaciones de ciudadanos, grupos ecologistas y plataformas anti-ATC claman a grito “pelao” su disconformidad con esta instalación.  Son los mismos que se muestran contrarios a que los residuos nucleares se viertan a mares y océanos, sean trasladados a países del tercer mundo y/o gestionados sin ningún control; opinión que comparto plenamente, pero claro, si no queremos esto, tendremos que crear las infraestructuras correspondientes para su correcta gestión, ¿no?. A esta pregunta la respuesta es sí, la siguiente cuestión a responder sería ¿dónde lo ubicamos?.... ah… esto ya es más peliagudo, y se convierte en un claro ejemplo de SPAN, sí, hay que instalarlo pero aquí, en mi ciudad, provincia o comunidad, no.

Entre los diversos argumentos que esgrimen los vecinos para su rechazo, siempre salta a la palestra el de la salud (miedo lógico tras años de campaña antinuclear y de absoluta desinformación y educación en esta materia) aunque seguramente nadie se ha parado a informarles debidamente que la probabilidad de que su salud se vea alterada por el ATC es entre un millón y mil millones de veces menor de que sufrieran un accidente de tráfico o pillaran una enfermedad grave.

Tenemos en nuestro país a centenares de expertos independientes en energía nuclear, a científicos y miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, del Centro de Investigaciones Tecnológicas y Medioambientales y a multitud de profesores y catedráticos de universidades a los que ningún alcalde ni plataforma anti-ATC ha llamado para que les expliquen los supuestos riesgos e inconvenientes de un ATC y/o las virtudes del mismo. Sólo les llega una información sesgada y parcial con la que es imposible crearse un juicio de valor propio y así ejercer la decisión a favor o en contra en condiciones verdaderamente democráticas.

Por supuesto, no voy a ser yo quien les eche la culpa a los vecinos de esta desinformación porque no la tienen, además, ya tienen bastantes preocupaciones con salir adelante en estos años de crisis en los que nos ha sumergido este gobierno, como para incriminarlos injustamente.

Gobierno que sí tiene la culpa de esta incultura, pues en ningún momento se han preocupado de realizar una campaña educativa formativa en los municipios candidatos a albergar el ATC y mucho menos en informar al resto de ciudadanos del país. Así, es lógico que se cunda el pánico entre la población que piensa va a tener como vecino a un “Chernobil” (por muy distinto que sea un ATC) y a los que no les valen las promesas de empleo que se generarán ni las cuantiosas ayudas económicas que recibirán sus arcas municipales a modo de compensación.

Un dato a tener en cuenta, el ATC holandés que se toma como modelo está en un polígono industrial, no se oculta, es amarillo chillón y está bien rotulado al más puro estilo IKEA. Su ubicación la decidió el ministerio correspondiente y no conlleva compensación alguna para los pueblos vecinos. Entonces, ¿cómo es posible que los vecinos lo acepten?,  ¿están locos o son tontos estos holandeses?.  Posiblemente la razón sea en que la población posee un alto grado de conocimiento del tema y a que tienen un gobierno que toma decisiones.

Por tanto, el verdadero debate respecto a los residuos nucleares no es su sencillo, pasivo e inocuo almacenamiento, sino si procesarlos o no para reciclarlos. Pero para qué enredar más el tema si los ciudadanos están más interesados en “Belén Esteban” y en los “Sálvames” que en todo lo referente a un ATC.

Juan Ramón Pérez Valenzuela

Ldo. Ciencias Ambientales

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