Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Ven con ojos nunca de equilibrio

Ven con ojos nunca de razón (o de equilibrio); y, si eso es así como la misma Ley de la Gravedad, mi deber es decirlo diez veces por minuto. Les guste o no les guste a algunos o ya se me amenace (destruyéndose mi dignidad) las veces que miserablemente les dé la gana a ellos (esos que son como son, huidizos de ser “equilibrados”).

En claro, para que vean ellos con ojos de razón, obligatoriamente han de atender a la racionalidad que se va generando en la sociedad; es decir, han de ayudar siempre, siempre, siempre, siempre y siempre al que da razón a la sociedad pero con un uso solo de racionalidad misma, y también con los sobreesfuerzos que eso conlleva.

Ver con razón es, además de no excusar ninguna sinrazón (o de no disfrazarla de razón sin serlo), un atender limpio a quien da la verdadera razón, un ofrecimiento de no vetarlo ¡por nada!

Ver con ojos de fe de cristianismo es únicamente el atender a lo que dijo Jesucristo (¡eso de evidente un tonto lo sabe!), pues, ver con ojos de equilibrio es únicamente (en todo caso o en toda circunstancia) el atender al que una vez y otra demuestra razón sin que nadie racionalmente pueda rebatirle que no, ¡más claro el agua cristalina! ¡Hablemos ya sin trucos!

Ver con “conocimiento de causa” es ése no huir del mismo conocimiento. ¡obvio! Ver con la verdad (o con la no ignorancia) es siempre el no huir de los caminos únicos que conducen a la verdad; ver con la verdad es facilitar siempre el que se difunda siempre la racionalidad que se va evidenciando a través solo de quien va demostrando con razón una u otra cosa, ¡sin más!

Ver con ojos de verdadero respeto (de ése que no engaña) es siempre el ayudar incesante a los mecanismos que difunden la ética en la sociedad (carentes de trucos de engaño o de corrupción) que siempre están fundamentados o se derivan a través del que demuestra o evidencia alguna razón a la misma sociedad. Exacto.

Ver con ojos de no manipulación o de no confundir a nadie (porque no se generen daños inconscientes o sutiles o innecesarios) es siempre el permitir y el amar el que toda la información que se mueva en la sociedad no esté aislada o ciega a cualquier información ya verdaderamente hecha por razón o por quien, en decencia total y en indignidad siempre contra las mentiras, evidencia o demuestra (a solo racionalidad) tal razón.

Ver a la Naturaleza es siempre abrir los ojos a toda la Naturaleza, a todos los componentes de la Naturaleza, sin que vetes consciente o inconscientemente a alguno. Es, en alma, ser honesto o decente con ella misma.

En definitiva, ver de verdad algo es abrir los ojos totalmente a ése algo, con flexibilidad mental, con tolerancia, con finalidad ética, con renuncia a cualquier fanatismo o a cualquier sobreproteccionismo estético, con renuncia a valorarse alguna retórica “encantadora de serpientes” (aunque sea literaria), sí, con luz nunca de antihumanitarismo o de antropocentrismo, con luz nunca de caverna o de cerrazón (sea la que sea). Así es.