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Más de veinte maneras...

Más de veinte maneras de lavarse las manos. Así se titula la obra que acaba de publicar la poeta olontense, Carmen Ramos. Un libro editado por LASTURA, en su Colección Alquisa de Narrativa, y en el que la creadora nos da, en lo que podríamos denominar preámbulo, una serie de instrucciones: “Para lavarse las manos correctamente primero es necesario subirse las mangas hasta un poco más abajo del codo, así no se te mojarán. Luego tienes que sentarte en tu lugar favorito: tu jardín, un sillón cómodo, tu cama o la hamaca de la playa también valen. A continuación abrirás este libro por la página que quieras, ya que todos los relatos que lo componen están encadenados, es decir, el final de cada uno es el principio del siguiente. No te asustes si ves que tardas poco en leerlos, pues en realidad son microrrelatos y todos tienen alrededor de cien palabras. Por último, intenta no leerlos todos de golpe, porque su autora, en un alarde originalidad, ha decidido que en todos se incluya el tema de lavarse las manos. Una vez leídos, cierra este libro y bájate las mangas hasta su longitud original. Puedes permanecer en tu lugar favorito todo el tiempo que desees”.

Pues yo no te hice caso, Carmen Ramos, y me bebí los micro de un sólo trago. Y repetí un par de veces más. Porque de aquello que te sacude y te renueva haces religión de inmediato. Por lo menos, es lo que le pasa a un servidor. De ahí mi lectura sin pausa: “No sorbas Álex…qué manía ha cogido este niño. No corras que sudas y luego te enfrías. No saltes en el charco que te vas a poner perdido. No te acerques a los perros o volverá a darte alergia. No te subas en los bancos que te abrirás la cabeza. No cojas nada del suelo que está lleno de microbios. No hables con desconocidos ni aceptes nada de extraños. No te pongas al sol. No te pongas a la sombra. No bebas agua de las fuentes. No te laves las manos sin remangarte. Mamá, ¿alguna vez has dicho la palabra sí?”. La memoria y la imaginación, como apunta Jerome Bruner.

Carmen Ramos, de profesión Economista, nació en Gibraleón, provincia de Huelva, en 1968. Se inició en el mundo de la literatura con una primera publicación de título Mudanza Interior, plaquette editada por Ediciones en Huida, en 2010. Le siguieron los libros de poemas: Poliédrica (Ediciones en Huida, 2011) y Las estrellas han hallado otra forma de morir (Guadalturia Ediciones, 2013) Por este libro fue candidata al Premio Andalucía de la Crítica 2013. Publica en 2016, Pequeño Tratado de Etología (Lastura Ediciones) Le sigue la colección de haikus Utsugi to wasabi (Las hojas del baobab, 2017) Y en octubre de 2018 salen a la luz estos microrrelatos, Más de veinte maneras de lavarse las manos (Lastura Ediciones) Ha sido incluida en las antologías En legítima defensa. Poetas en tiempo de crisis (Bartleby Ediciones, 2014) y ha sido responsable junto al poeta Iván Onia de la antología, La pirotecnia peligrosa, 11 poetas para el siglo XXI (Ediciones en Huida, 2015). Desde 2016 coordina el Taller de iniciación a la poesía “Completamente viernes” junto a la Concejalía de Juventud y Cultura del Ayuntamiento de Gibraleón, intentando, además, mantener vivo su blog Poliédrica.

Yo creo que esta última publicación de Carmen Ramos, Más de veinte maneras de lavarse las manos, es una apuesta decidida y clara hacia la introspección y responde a la necesidad de la rapsoda de tener a mano en todo momento las riendas de su vida, “para comprender lo extraño de nuestra condición humana”. Y aquí vuelve Jerome Bruner, haciendo valer el recorrido de miles y miles de historias narradas. “Ha un grandissimo talento quel bastardo. Nani Moretti daba vueltas en la pantalla con su Vespa. Asentí sin ganas. Mi última noche aquí en Trento la paso en el cine en vez de irme de juerga, a tomar lambrusco, a comer pennes. El tipo me despierta de mi ensoñación con otra frase que termina en quel bastardo y se ríe. Quel bastardo le repito yo, le miro a los ojos y le beso y en mi cabeza suena la voz de mi madre, como si estuviera en el asiento de al lado: Por lo que más quieras, lávate bien esas manos antes de acostarte”.

Más de veinte maneras de lavarse las manos: una hermosa y efervescente relación consigo misma que te lleva, desde el primer relato, a no querer soltarte nunca de esas partes del cuerpo humano insistentemente purificadas de su altavoz y escritora, Carmen Ramos.