Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Sin ambages

José Antonio Rodríguez

En este mes de julio, en el Congreso de los Diputados, se ha sometido a debate el estado de la Nación. Por lo general, los medios de comunicación tienden a centrar sus conclusiones en la confrontación entre los jefes de fila de los partidos, y en quien triunfó políticamente sobre el oponente; pudiendo resultar desdibujado el preciso examen. Por esto, entiendo que no está de más dedicar este artículo a recopilar y comentar a grandes rasgos, como eslabones sueltos, algunos elementos; que pueden servir para ayudar a sopesar la situación del país.

Los factores a considerar son los sociales, económicos y políticos; sin ambages, (pero con la paciencia del lector), aquí van algunos datos perniciosos, si bien objetivos y significativos, de cada uno de ellos. En lo social, el desempleo omnipresente y asfixiante primer problema para los españoles sigue situado entorno a los cinco millones de personas, y aunque en apariencia ha disminuido en los últimos meses, si levantamos el velo de la estacionalidad, realmente, lejos de reducirse sigue aumentando; presumiéndose un otoño e invierno muy negativos. Consecuencia inseparable del desempleo juvenil, (mas no sólo de él), es el llamado movimiento 15M, que si surge como una esperanzadora rebeldía, en demanda de justicia social y efectivas libertades públicas, a la hora de articular estas dignas aspiraciones en concretas propuestas, salvo alguna de ellas, el resto se configuran trufadas de un candoroso utopismo; restándole credibilidad y fuerza de actuación. Por otra parte, los indignados pueden ser objetivo electoralista de quien, con su gestión, originó lo indignante y ahora se declara afectado por la indignidad.

También es de destacar, como generador de malestar social, los casos de corrupción en la vida pública. Improntando, en el contexto nacional, a los dos partidos mayoritarios. Singularmente en Andalucía, los más importantes, posiblemente afectan sólo a uno de ellos; así el escándalo de los E.R.E.’s fraudulentos y los supuestos de nepotismo, transmitiendo ambos la sensación de que son la punta del iceberg. La corrupción, en ciertos casos, se extiende por contagio al espacio privado; como ejemplo el episodio de la S.G.A.E. que últimamente podría confundirse con una sociedad general de autores y encubridores.

En cuanto al entorno económico, se describe mejor con la mención, sin adicional explicación, de los principales indicadores con magnitudes perjudiciales y que la acción política debe revertir. España experimentó en el segundo trimestre de este año, una desaceleración, es decir, una comparativa reducción en el crecimiento económico. Este, unido a las subidas en el tipo de interés, ordenado por el BCE, que beneficiando a los estados miembros con crecimiento, a nosotros, sin él, nos perjudica notablemente; y al aumento en el euribor, que encareció los intereses pagados por los créditos privados; son las circunstancias que, esencialmente, supusieron un estancamiento del consumo. En el mundo empresarial, es de destacar que se produjo la cifra record de concursos de acreedores, dato que puede empeorar habida cuenta de la persistente insuficiencia en la circulación del crédito.

En relación a la financiación de las administraciones públicas, tiene protagonismo absoluto la desconfianza del exterior (y también del interior) en la política económica marcada por el Gobierno; prevención que presenta su efecto más inmediato y letal en el aumento descontrolado de la prima de riesgo, lo que significa que el Estado paga cada vez más intereses por la deuda pública o aumenta la dificultad para encontrar en los mercados quien la adquiera. Este panorama se agrava, aún, con el endeudamiento (en ocasiones irregularmente camuflado, lo que aumenta la suspicacia) de las CCAA y los ayuntamientos. Esta coyuntura desfavorable desembocará, previsiblemente a corto plazo, en medidas políticas de carácter fiscal traumáticas para el ciudadano.

En el ámbito político, las elecciones del 22M no hicieron más que confirmar lo que era un clamor, el absoluto desencanto y rechazo de la población a un PSOE, cuyo Gobierno camina, en su gestión, perdido hacia el abismo. Ante esta situación el partido ha optado, como ya dije, por una vuelta al pasado; simbolizada en la proclamación de Rubalcaba como candidato a presidente de Gobierno. Pero tras la pátina de modernidad que recurrentemente y, sobre todo, artificiosamente pretende adherirle el sistema de propaganda y comunicación del partido. Hay, sin subterfugios, una figura coprotagonista en un ayer nada brillante del PSOE, que después de un largo periodo en un segundo plano, ha vuelto a ocupar puestos influyentes en el Ejecutivo de la Nación, en las dos últimas legislaturas; quedando la que está a punto de terminar, como la etapa más desoladora que haya protagonizado un gobierno de España, en el periodo democrático contemporáneo y, que a su vez, ha llevado al PSOE a una derrota electoral sin parangón.

Terminado el discurso de proclamación y silenciados los equipos de sonido. Lo que queda, realmente, es la petición del candidato al elector, de un nuevo crédito de confianza (una vez derrochado, estérilmente, el anterior) a cambio de un conjunto de buenas intenciones. Presentadas en una estudiada combinación de idealistas cambios seudorevolucionarios y la hipocresía del falso redentor, que se ofrece para remediar los oprobios causados o tolerados por él mismo, cuando actuó colegiadamente como miembro del Gobierno; todo, como acercamiento al 15M. Pero sin lograr esconder la vacuidad de su proposición, en cuanto a medidas realizables. En resumen, el PSOE noqueado sigue, por ahora, incapaz de reaccionar, anclado en la ensoñación de lo perdido; el partido cada vez es menos, para que Rubalcaba sea más.

El PP, empieza a implementar medidas de austeridad en territorios donde ahora gobierna (como ejemplo, Castilla-la Mancha y Extremadura), esperemos que lo haga extensivo a todos y las acompañe de otras de racionalización del gasto, especialmente en la partida de personal. Porque, si de oposición tocaba la labor de denuncia y el planteamiento de alternativas, al pasar a gobernar, además de informar de la situación encontrada, lo esperado son soluciones a los desajustes e irregularidades antes denunciados y la concreción de la política prometida.

En conclusión, no parece que estemos, en contra de lo que afirma el Gobierno, ante un crecimiento económico sostenido que alivie el malestar social existente; sino, dicho sin rodeos, inmersos en una insostenible situación general. Que justifica la inmediata convocatoria de elecciones generales, para que los ciudadanos decidan quien dirigirá el interés colectivo.                                                                                                        

José Antonio Rodríguez

Licenciado en Derecho. Asesor jurídico

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