Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Pobres adolescentes

Sabido es de sobra que la adolescencia es una etapa de la vida crucial. Nadie se escapa de ella y a pesar de que pasan los años a muchos les persigue con su dedo acusador. Muchas son las tonterías que se hacen en plena pubertad, el chute de hormonas en un cuerpo que empieza a cambiar su fisionomía y en una mente que se niega a salir de la niñez o quiere salir de golpe, provoca en el joven un galimatías que popularmente se ha llamado la edad del pavo.

A la hora de los estudios también se notan los estragos de la adolescencia, uno que por su trabajo vive rodeado de chavales de estas edades comprueba cómo ese efecto “del pavo” les llega a unos y a otras de muy diversas formas. Algunos dejan de rendir en los estudios atraídos por lo nuevo de la calle, y lo hacen a muy temprana edad, mientras otros se aferran a su niñez no queriendo saber nada de lo que ha oído decir que puede ser muy malo. El sexo empieza a ocuparles y hasta preocuparles, el alcohol, la música más callejera, el porro… resuenan en sus oídos como tambores de guerra que no sabes si te llaman a combatir o a que te unas a ellos.

Pero si con todo esto no tuvieran poco, les ocurre también algo que empiezo a pensar que es tan endémico como todo lo demás, pero que podría no serlo si se tuviera una poquita de sensibilidad y más memoria. Por desgracia mi generación, que ya peina canas, vivió en Cabra su adolescencia como ahora la viven sus hijos, sin un lugar a dónde ir a divertirse, donde quedar para recrearse con juegos no infantiles, donde escuchar música con los amigos o donde ver una película de estreno, y no necesariamente en la fila de los mancos.

Ningún político de este pueblo, al menos de los que yo haya conocido a lo largo de mi vida, ha tenido la delicadeza de pensar en hacer un poquito de política mirando a los jóvenes adolescentes. Hace poco les dio por la infancia, y ahora andan de pelea bochornosa y vergonzosa por llamar al parque infantil del Junquillo “Ciudad de los niños”, o no, de los niños y de las niñas, o no, de la infancia. Ya ven ustedes, algo verdaderamente trascendental para la ciudadanía egabrense. Por cierto, lo que sí preocupa verdaderamente es que ese lugar esté sin vigilancia, que las atracciones las ocupen no sólo infantes, sino adolescentes en edad terminal, incluso chivatones (entiéndase el término en el sentido egabrense), lo cual ha creado bastantes conflictos entre padres y ellos, pero lo que es peor, la cantidad de accidentes que los chiquillos han sufrido desde que se inauguró. Médicos del servicio de urgencia y del hospital han manifestado públicamente ante los padres su malestar con la falta de seguridad de ese sitio viendo la enorme cantidad de chavales atendidos en ambos lugares, estaría bien saber la estadística.

Hagamos historia, sé que hubo que inventar una delegación de gobierno para una concejala y desde entonces los niños y las niñas, la infancia de Cabra parece que está de dulce. Aunque verdaderamente el único hecho tangible ha sido la construcción de ese parque, curiosamente por miembros de otra corporación y como máximo reclamo publicitario en su campaña electoral. Y digo esto, porque lo de los premios y los otorgamientos que se han vendido por todo lo alto, no son nada más que espejismos, y eso lo saben muy bien quienes están en el meollo de esta cuestión, y lo comprueban día a día todos y cada uno de los padres y madres de los niños y las niñas. No se nos engaña tan fácil.

Y siguiendo con los más mayorcitos, tampoco me valdría que alguien dijera que no estoy en lo cierto porque desde la Delegación de Juventud se trabaja mucho por los adolescentes y jóvenes. Esa Delegación es nula, y eso lo saben los jóvenes de Cabra, sólo se acercan allí cuando hay algo que les pueda suponer un ahorro de dinero, un viaje gratis o barato y poco más, a lo mejor alguna charla que ni siquiera ellos han preparado, sólo ponen el sitio. Allí la poca vida que hay está acortijada y la inmensa mayoría de los jóvenes de Cabra lo saben y ni pisan esas instalaciones, por muchas charlitas que den en los institutos.

Así que nada de política para los adolescentes, para los jóvenes que se ven abocados a hacer lo que hicieron sus padres, a patear el tontódromo haciendo paradas a las puertas de las tiendas de chucherías y ocupando gradillas. Son jóvenes para entrar en bares y sienten el rechazo de una incomprensible sociedad. Recuerdo yo cuando ocupábamos “la lavadora” por debajo del banco España, hoy ocupan el olivo del ayuntamiento esperando ser algo más mayores, o no, e irse dentro de un rato al botellón. Y no voy a meterme en este asunto porque eso daría para más de un artículo.

Así tenemos una juventud desencantada, que cuando llega a tener la edad de votar se siente asqueada, “para qué votar a estos o a esos si nosotros no les hemos importado nada hasta ahora que nos necesitan para que los votemos”, así se expresan. Y llevan razón, toda la razón, no tienen cine, sólo de vez en cuando películas en su mayoría infantiles, pero ni en verano tienen todos los días cine, y ven luego cómo los políticos se arriman al querer en el Certamen audiovisual gastándose, hasta en época de crisis, un pastón para algo tan superfluo e innecesario. Que son jóvenes, adolescentes, no tontos.

Lo siento chicos, esto es lo que hay, pobres adolescentes, lo único que os puedo pedir es una cosa, que no olvidéis lo que estáis pasando y que cuando tengáis posibilidades de gobernar pongáis los medios para frenar esta miseria. Recuerdo a uno que me dijo que esto lo cambiaría, pero ahora que está ahí, ¡qué barbaridad, cómo ha cambiado… él!

 

Comentarios

Enviado por Ángel Cabrera el

Querido Joaquín, cuanta razón llevas. Me gustaría contarte una cosa. En la facultad, uno de mis profesores nos hablaba de las tres Ces que suponen la referencia de las personas desde que nacen. La Casa, que es lo primero que vemos tras venir al mundo, el Cole, poco tiempo después y la Calle, donde tantas lindezas solemos encontrar. Pero se ve que mi profesor andaba algo desfasado pues hay muchas más Ces, las que no pocos toman como referente, Ces como la Caspa, el Cotilleo o la Coca, entre otros, aunque por suerte también el Cuaderno y la Carrera. Lo Cierto es que nuestros adolescentes necesitan ver con Claridad sus referentes para saber decidir si seguirlos o no. Lo que no ayuda mucho es la estandarización de la Corrupción, la Casta o el Clasismo. No pretendo ser Catastrofista, pero no puedo negar que es esencial un buen Cambio, y no solo en la Clase política sino también en el Cerebro y el Corazón de muchos Ciudadanos.

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