Que todo lo que ocurre en este mundo es cíclico es una afirmación muy extendida y usada en conversaciones cuando a algún interlocutor le viene bien para reforzar su tesis. Pero al igual que casi todas esas afirmaciones que se suelen hacer sin más contemplación no son una verdad absoluta. En el caso de esa circunstancia de volver a volver es cierto que se cumple en muchos aspectos de nuestra vida, unos son bienvenidos y otros nos involucionan negativamente.
Por poner algún ejemplo, se dice que las modas llegan, se van y al cabo de algunos años vuelven. Y cuando hablo de modas no es solo en el diseño de las ropas, sino en las formas de hablar o en el consumo de bebidas o comidas. Y es verdad, me asombro cuando veo que los pantalones de campana están a la última, aunque veo que los de pitillo también lo están. Lo mismo pasa con las hombreras, ahora Tino Casal no desdiría en absoluto. Ahora ves cuellos de camisa grandes y tu mente se va años atrás cuando el que no los llevaba no iba a la moda. Ah, y ahora, como si no hubiera pasado el tiempo, ‘si no hay Casera, nos vamos’, así que también los eslóganes están en esa cadena cíclica. Y todos estos ejemplos no significan para la sociedad nada, ni son positivos ni son negativos, simplemente son.
Si nos vamos al pensamiento, ¿qué está pasando hoy con la vuelta por parte de gran parte de la juventud a la extrema derecha? Bueno, esto ya tiene más enjundia. Que gente que no solo no vivió en la etapa de la dictadura franquista, sino que a lo mejor ni sus padres la sufrieron, griten consignas en pro del fascismo es algo a lo que muchos filósofos están dándole vueltas y que yo solo puedo entender de una forma.
Si este fenómeno se debe a que todo vuelve, entonces hay que pensar por qué vuelve.
Es sabido que la juventud es una época del ser humano donde por rebeldía se suele estar en contra de lo establecido. Yo de joven era un defensor de la democracia y de la libertad, y lo sigo siendo. Lo hacía por convicción y porque no deseaba vivir como mis generaciones anteriores habían vivido, yo quería evolucionar, progresar en derechos sociales, mejorar en la igualdad de clases y en la igualdad entre hombres y mujeres. No quería que un señor mandara sobre todos a su antojo y en beneficio de unos pocos, imponiendo restricciones que para mí eran básicas, como poder escuchar la música que me diera la gana, reunirme con tanta gente como quisiera y expresarme sin miedo alguno en público, exigiendo el respeto para mis ideas tal y como yo respetaba al que pensaba distinto, y sin que eso supusiese una enemistad entre ambos. Además, me quise formar para saber, para conocer y tomar decisiones con criterio propio.
Entonces, ¿ahora los jóvenes retrógrados qué quieren, qué saben, qué conocen, qué pretenden? Partamos de que el futuro les preocupa, bien, que España, como muchos países del mundo, no está para tirar cohetes es algo evidente, aunque los datos digan que la economía está mucho mejor que hace 10 años. Pero lo que no saben, o no quieren aprender porque están totalmente alienados con los discursos buleros de las redes, es que jamás los jóvenes han tenido tantas oportunidades de formación, tanta variedad de opciones para enfocar un trabajo, jamás han vivido en un estado de bienestar con tantas subvenciones y que los proteja tanto. Y esta verdad básica e incontestable es la que se manipula en sus redes sociales, y como desconocen y son inconformistas pues ahí tiene la ultraderecha el mejor caldo de cultivo. Y la polarización se agranda.
También hay un sector de personas, más mayorcitas, que son de clase obrera y que también se giran hacia la derecha, y algunos a la más extrema. Sin duda el discurso simplista, falso y populista les ha atrapado y se les ha apodado fachapobres, algo rocambolesco. Repito que fundamentalmente por la difusión en redes y, en este grupo, también a través de los medios de comunicación de masas como la televisión. Por cierto, ahora quieren colar que Televisión Española no es plural en sus programas divulgativos, pero claro, nunca criticarán a Susanna Griso o Pablo Motos en Antena 3, ni a Ana Rosa Quintana en tele 5, ni a Iker Jiménez en Cuatro, cuando todos ellos son más que sectarios. Y ya no digamos otras cadenas de televisión minoritarias como Trece con un discurso puramente, no ultraderechista, claramente fascista. O tampoco criticarán las emisoras de radio como la de Losantos, por ejemplo, con discursos tremendistas, insultantes, demagógicos y radicalizados contra el gobierno de Sánchez y contra toda la izquierda.
No se si volverá o no el poder decir que uno es progresista o conservador sin tener que recibir insultos de los que viven para el enfrentamiento. Ahora la moda es enorgullecerse de mostrarse muy de derechas, cuando en la transición era al contrario, quién sabe si también esto va a formar parte de lo cíclico.
Y ojo, voy a recordar la letra de un tema de Víctor Manuel, para esos jóvenes que se creen más patriotas que nadie por llevar la pulsera con la bandera de todos los españoles; pocos leerán esto, pero pongo mi grano de arena a ver si despiertan y empiezan a pensar con raciocinio y coherencia.
Cuando hablen de la patria
no me hablen del valor,
ni jueguen con el sable,
ni tachen de traidor
al que la lleva dentro
pegada al corazón
y no anda por la calle
con ella en procesión
Pd- Sigamos recordando que en Ucrania se sigue viviendo una guerra desigual e injusta, así como que en Gaza se está cometiendo un genocidio por Israel.







