Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

El ombligo del mundo

Es difícil concebir el mundo en su globalidad si siempre hemos estado atados a una filosofía chovinista, fruto de una educación adquirida que por pertenecer a una familia, a una comunidad o a un territorio se ha creído más y mejor que los demás. No salgo de mi asombro, aunque confieso que cada día tengo menos aptitudes para asombrarme, cuando me tropiezo con personas que desdeñan al prójimo sin el menor de los escrúpulos, esgrimiendo consideraciones banales que por desgracia compruebo que se las creen y las hacen axiomas.

Ni más ni menos que en el País Vasco ocurre en Cataluña, lo que pasa es que los del noreste no han tomado las armas para demostrarnos hasta dónde están dispuestos a llegar, al menos las armas de fuego y las bombas que asesinan, porque otras armas sí que las llevan usando desde que la democracia española les abrió las puertas, provocando bombazos en otras comunidades autónomas que éstas han aceptado con mansedumbre estoica. Pero siempre me he preguntado, ¿hasta cuándo van a aguantar los andaluces, los extremeños o, por poner otros ejemplos, los murcianos o los aragoneses? Sinceramente prefiero no saberlo, porque como un día dejen de ser mansos veremos a ver qué pasa en este país, nación, patria o lo que le quieran llamar y que, sin tanto circunloquio, se llama España.

Y pobre España si sólo se mirara el ombligo de sus victorias deportivas y no se sintiera global. Hay muchos que aun persisten en no querer o no asimilar la condición de europeos, siguen creyéndose sólo españoles, ¿pero qué hubiera sido de España sin Europa en estos veinticinco últimos años? ¿Se creen que se hubiera podido llegar a alcanzar el estado de bienestar, que ahora se tambalea con la crisis, si no hubiéramos vivido de las subvenciones europeas?

Cuesta más trabajo aceptar que tampoco Europa se debe de quedar ajena al mundo, hay que saber el esfuerzo que el viejo continente hace para entrar a diario en su sostenimiento económico. Y así abre caminos sobre todo a Asia y a America, pero sin olvidar el resto del mundo. Y esto así dicho parece muy sencillo, lógico y hasta normal, cuando lo cierto es que todo es complicado y muy difícil. Sobre todo, porque la mentalidad de la ciudadanía no está educada para ver las cosas en campos tan amplios, siempre parece que eso da vértigo. Y yo lo que creo es que hay que educar con esas miras, permitiendo así que a la vez miremos a lo que se ha dado en llamar el tercer mundo, intentando con nuestras sobras y algo más paliar lo mucho que a ellos les falta, luchando incesantemente por equilibrar la balanza que equilibra al mundo. No seamos tan insensatos porque al final todos los ombligos son iguales.

Y todo lo dicho no excluye que nos podamos alegrar con las victorias de la selección española, con las de un madrileño en el Tour de Francia o un mallorquín en las pistas de Roland Garros, con las de tus paisanos en cualquier competición, incluso muchos no dudan en alegrarse que en la Ryder Cup de golf gane Europa en lugar de los Estados Unidos. Y es que una cosa no quita la otra.

 

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