Opiniones

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El coño vuelve al Congreso

Tras el último rifirrafe en el Congreso de los Diputados, donde Casado ha sacado el coño a relucir, se me crean una serie de incertidumbres que quiero compartir con los lectores.

Camilo José Cela, tipo peculiar donde los hubiera y premio Nobel de literatura, hizo una apología del coño que los talluditos recordarán, elevó el taco de lo chabacano a lo más común de los mortales sin contemplaciones. Defendía sin rubor el uso de esa terminología cuando la situación lo requiriera y no le gustaba andarse con eufemismos. Quizás él se lo podía permitir.

Tampoco se queda corto el académico Pérez-Reverte a la hora de usar un taco para reforzar la contundencia de una frase, por lo que coño entra en el vocabulario del escritor con la misma falta de tapujos que cualquier otra considerada palabrota.

Se podían poner más ejemplos de literatos que no ven en el taco una bajada a las cloacas del lenguaje, de hecho no hay novela negra, ahora tan de moda con Carmen Mola o con Juan Gómez Jurado, en la que algunos personajes se expresan de manera soez, y la verdad es que si lo hicieran de otra forma te chocaría al leerlas.

Creo cierto que un coño a tiempo puede evitar males mayores. La contundencia del vocablo en boca de quien no lo usa comúnmente puede hacer ver en quienes lo escuchan que ha sonado una alarma y quizás es hora de calmar las aguas en la conversación.

Usar el coño como exclamación ante algo sorpresivo es más común de lo que parece, sale por inercia y lo usamos como calmante, por ejemplo tras un golpe, y está claro que no cura, pero desahoga.

Así pues, usar la palabra coño se puede considerar que es correcta dependiendo de un montón de casuísticas, de cuando y de quien la diga.

Hay que dejar claro que en todos los casos de los que hablo, ese coño no se refiere implícitamente al órgano genital femenino, no tiene ninguna connotación sexual ni discriminatoria, porque quien así lo piense debe reflexionar ya que a lo mejor es él o ella quien tiene una mente rebuscada, no digo sucia porque tampoco creo que sea sucio el sexo en sí, sino todo lo contrario. Hay radicales que en su pasión feminista también ven machismo en el uso de la palabra coño y abogan por su erradicación porque se sienten ofendidas u ofendidos. Es curiosa esta opinión cuando el uso de coño no es exclusivo de los hombres, todos conocemos a muchas mujeres que también lo usan en los términos que digo al comienzo del párrafo, por lo tanto no entiendo el machismo por ningún sitio.

En el Congreso de los Diputados creo que llegó el coño con el Golpe de Estado aquel funesto 23F, cuando el ultraderechista Tejero gritó aquello de ‘¡se sienten, coño!’. Mucho dio que hablar, tanto que hasta se hicieron análisis lingüísticos de aquella expresión. Aquel coño desde luego que fue contundente y amenazante, y desde entonces siempre se ha intentado que por decoro no aparezca más por allí. No es reconfortante escuchar a nuestros representantes hablar en una tribuna como la del Congreso igual que si hablaran en la barra de un bar con la cerveza haciendo efecto, cada sitio tiene sus formas y se debe ser respetuoso con ellas en todos los sentidos.

Pero últimamente las formas se están perdiendo en el Congreso, culpables probablemente sean todos los grupos parlamentarios, pero desde luego es notorio que la llegada de Podemos y de Vox ha disparado la confrontación y las malas maneras. Antes afeaba mucho oír a algún representante de los herederos políticos de ETA o de Terra lliure, tanto da, pero ahora se han sumado los republicanos de Cataluña, aunque también es cierto que el esperpéntico Rufián se ha moderado. Todos estos nos tienen acostumbrados a lamentables episodios, indignos del sitio donde se producen.

Lo que no se esperaba es que el coño apareciera de nuevo en el Congreso de la boca de Casado, aunque se lo quería poner en boca del presidente Sánchez, con aquello de ‘como usted diría…’, lo cierto es que el coño era de Casado, y sonó mal, imperativo como el de Tejero e impropio del líder de la oposición. Si Casado emplea el coño en el Congreso, qué no empleará en el bar, incluso sin pasarse en las cervezas. Este Casado yoyó, que lo mismo baja a los infiernos de Vox que sube al centrismo de Ciudadanos, ha demostrado que está desquiciado, quizás Cayetana Álvarez de Toledo e Isabel Díaz Ayuso lo traen por la calle de la amargura y se le va la olla saliéndole el coño por la boca.

Y después de esto qué, ¿se convertirá nuestro Congreso en una jaula de grillos al estilo de algunos Parlamentos que vemos abochornados en televisión? ¿Serán los insultos adobados con tacos malsonantes la tónica general? ¿Cómo deben enseñar los educadores a los niños teniendo a esta gente de referente? ¿Qué sociedad quieren generar los políticos actuales con sus comportamientos? Ahí lo dejo.