Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Decágolo sobre el Día Internacional de las Personas con Discapacidad

El Día Internacional de las Personas con Discapacidad se celebra en todo el mundo cada 3 de diciembre de acuerdo a la resolución 47/3 de la Asamblea General adoptada el 14 de octubre de 1992, con el objetivo de llamar la atención y movilizar apoyos para aspectos clave relativos a la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad y en el desarrollo.

Muchos y variados han sido los términos utilizados para nombrar estas personas a lo largo de la historia y el tiempo, las palabras  han evolucionado al igual que nuestras reacciones con ellos y para ellas, del escondite generalizado y la ignorancia de unos tiempos, se han dado pasos hacia su visualización, despojándonos de miedos, vergüenzas, dotándoles de derechos y deberes, aunque en este caminar real y dialéctico lento, a veces el trato ha sido despectivo, pues se resaltaban más los aspectos deficitarios, que las propias capacidades de las personas, y en épocas de inestabilidad política, social o crisis son los primeros en notar sus efectos.

Además en las distintas ciencias o campos educativos las nomenclaturas han ido cambiando para hablar de ellos, a la par que las taxonomías, vocablos cada vez más políticamente correctos, han tenido que reinventarse, como en el gremio educativo: personas con N.E.E (Necesidades educativas Especiales) o A.C.N.E.A.E (Alumnos con Necesidades Específicas de Apoyo Educativas)… En fin términos taxonómicos a veces necesarios para situarnos en un contexto académico, psicológico, educativo, laboral y legal, para iniciar una estimulación, un asesoramiento, gestionar ayudas, un trabajo con nuestros prójimos especiales, pero que en parte vuelve olvidar al ser humano.

En este día quiero centrarme en las personas especiales que conozco, que he conocido, con las que trabajado y trabajo, en sus familias, en mis compañeros de centro que sin una formación específica o vocacional apostamos por el desarrollo personal integro, con nuestros fallos y aciertos personales.

Por tanto esta es mi propuesta sobre las relaciones interpersonales con personas especiales, que quiero compartir con todos, ya tengan una discapacidad física, psíquica, sensorial, dificultades de adaptación y/o aprendizaje achacables a diferentes causas o por estar debajo o encima de la media. Este decálogo está  inspirado en el prólogo “Quiero” de la 3ª reedición de “Cartas para Claudia” de Jorge Bucay (RBA 1989).

DECÁLOGO: Las diferentes capacidades nos mejoran a todos/as

Mírame, obsérvame, acércate porque soy un ser humano especial, porque quiero, puedo y por eso deseo...

Mírame porque a veces somos distintos, parecidos pero diferentes.
Obsérvame porque llamamos la atención sin quererlo.
Acércate a nosotros sin miedo o prejuicios, “no estamos malitos”.
Puedo oírte un poco, mucho o nada, hablarte con gestos o ignorarte, somos así.
Deseo que nos veas, nos oigas y nos sientas en tú clase.
 
Mírame porque a veces preciso ayuda, supervisión o control absoluto.
Obsérvame, querido maestro/a, porque de esa manera trabajo más y mejor.
Acércate a mí, profesor/a de E.S.O, hazme un hueco en tu tiempo de clase diario.
Puedo sentirte cerca, quererte, confiar en ti, en el día a día escolar.
Deseo ser uno/a más en el colegio, en el IES, pasar inadvertido/a.
 
Mírame porque algunos/as somos lentos para aprender.
Obsérvame porque a veces no te entiendo, cuando tanto hablas.
Acércate a mí, porque actúo impulsivamente y necesito calmarme.
Puedo tranquilizarme, si me proporcionas orden e impones tu autoridad.
Deseo ser una persona autónoma, educada y correcta, útil.
 
Mírame porque camino torpemente, con bastones o me desplazo en silla adaptada.
Obsérvame más allá de mi aspecto físico, de mis limitaciones motóricas.
Acércate a mí, te hablaré, espera qué dicen mis cuerdas, mis gestos o mi tablero.
Puedo expresarme bien oralmente, o no, tener un habla muda o entrecortada.
Deseo usar las nuevas tecnologías para tener una vida accesible al mundo.
 
Mírame porque veo poco, no distingo los colores, tampoco las formas o no veo nada.
Obsérvame poniéndote en mí lugar de claro-oscuros.
Acércate a mi forma de percibir el mundo por otros sentidos.
Puedo aprender tocando, leyendo, escribiendo y calculando con los signos.
Deseo que me evites barreras o peligros y me facilites experiencias. 
 
Mírame porque ahora somos muchos, estamos de moda los hiperactivos.
Obsérvame si me altero, me despisto, molesto y no paro un instante.
Acércate a mí, dame pautas concretas y metas cortas.
Puedo hacerlo, si me animas y mantienes una rutina causa-efecto-consecuencia.
Deseo aprender sin tanta medicación o terapias extras, como los demás.
 
Mírame porque soy extranjero, aunque he nacido aquí o vine hace tiempo.
Obsérvame porque mis costumbres son las de mis parientes de otros lugares.
Acércate respetándome, aunque no te hable, o no aprenda el castellano formal.
Puedes, si quieres, aprovechar las oportunidades de este país y su escuela.
Deseo que tú pongas de tu parte y te alejes del inmigrante que una vez fuiste.
 
Mírame porque también despuntan hoy día los superdotados con altas capacidades.
Obsérvame cuando soy pedante, redicho y recondúceme al grupo, si me evado.
Acércate, retando mi aburrimiento con nuevos desafíos o tareas  intelectuales.
Puedo implicarme en el aula y ayudar a los demás, inténtalo, involúcrame.
Deseo ser una persona útil con mis dones, talentos y altas capacidades.
 
Mírame, papá y mamá de ese niño/a especial, cómo soy actualmente.
Obsérvame cuánto hemos superado, desde que estoy aquí y  soy así.
Acércate, aliéntame, abrázame sin sobreprotegerme o agobiarme.
Puedo precisar ayuda, pero necesito y quiero espacio para desarrollarme.
Deseo agradeceros vuestras renuncias, vuestra plena dedicación con un abrazo.
 
Mírame, hermano/a de ese chico/a especial que vive en vuestra familia.
Obsérvame con cariño y juega conmigo, enséñame, sé paciente.
Acércate, no siempre tengo razón, aunque  llore o me enrábiete.
Puedo compartir, seguir turnos, tener responsabilidades y prohibiciones.
Deseo crecer, madurar, querido/a hermano/a, al igual que tú.
 
Mírame porque vivo en este pueblo, en esta ciudad, en este país.
Obsérvame con cariño porque soy hijo/a, sobrino/a, un nieto/a más.
Acércate a mí, en la calle, en clase, en la asociación, cualquier día o fiesta.
Puedo ser útil en sociedad, si me dejas hueco, pese a la crisis y sus carencias.
Deseo devolver en un futuro no muy lejano, con mi trabajo adaptado a mis capacidades, el dinero y esfuerzo invertido en mi proyecto como ser humano especial.