Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Solicitud de amparo

Recuerdo de pequeño aquel programa de Alberto Oliveras Ustedes son formidables que se emitía en la SER todos los miércoles a las 22:30. Lo patrocinaba Gallina Blanca y estuvo en antena entre 1960 y 1977. Su finalidad no era otra que apelar a la solidaridad de los españoles en un periodo de desarrollo económico e industrial, tras los duros años de la posguerra, en el que persistían situaciones de marginación social que escapaban a la atención de los poderes públicos y otro tipo de organizaciones de carácter humanitario. La sintonía del programa era la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonín Dvorák y el formato del mismo era francés y fue el propio Oliveras quien lo trajo desde París. De pequeños, tenía yo nueve años cuando empezó a emitirse, recuerdo que nos impactaba aquella voz característica del locutor y la respuesta que los oyentes daban a la petición de ayuda que en cada emisión se llevaba a cabo.

Sólo al año de su nacimiento -el 25 de noviembre de 1961- se produjo una importante inundación en Sevilla como consecuencia de la rotura del muro de contención del rio Tamarguillo, lo que provocó que 125.000 sevillanos perdiesen vivienda y enseres, recaudando la SER en aquel programa la considerable cifra para la época de tres millones de pesetas.

Les comento esto porque a lo largo de los años no han sido pocos, con mayor o menor éxito, los programas de radio, y después también de televisión, que se han ocupado de fijar la solidaridad de los ciudadanos en determinados objetivos, puede que a la búsqueda de audiencia, pero también, no podemos negarlo, prestando un servicio social complementario a otros muchos ahora existentes. Ahora, en nuestros días, un nuevo programa de TV, Entre todos, presentado por la catalana/andaluza Toñi Moreno, está recogiendo elevados niveles de audiencia con un formato muy similar al de hace cincuenta años y compitiendo en la misma franja horaria con programas basura tan populistas como el Sálvame que se emite en la televisión de Silvio Berlusconi. Frente a quienes apoyan la idea y ese más de 1.100.000 espectadores que lo siguen a diario, las asociaciones de trabajadores sociales lo han criticado por "vulnerar la dignidad de las personas necesitadas, promover la caridad y no respetar a los menores de edad" e incluso el conservador Le Figaro francés -curiosa paradoja proviniendo la idea del país galo- lo ha catalogado como "televisión para los pobres" y de "recordatorio de la realidad económica y social de España".

No es mi intención salir en defensa de este tipo de programas, como tampoco lo es hacer crítica de ellos. Pero no quiero quedarme en tierra de nadie. La realidad social española, no lo dudemos, es la que es, y reconociendo los esfuerzos que desde las distintas Administraciones se estén llevando a cabo por remediar situaciones cotidianas e incluso excepcionales, no cabe la menor duda que son muchos los casos que se quedan sin atender y que colocan a sus protagonistas en situaciones límite de claro desamparo. Cruz Roja, Cáritas, Banco de Alimentos y muchas otras ONG apelan diariamente a la solidaridad de quienes tienen algo que compartir en beneficio de los más desfavorecidos y al igual que ocurriese con los Formidables de hace medio siglo, hoy, los medios de comunicación, en un formato u otro, apelan a la solidaridad Entre Todos, no pretendiendo resolver la situación -lo que sería imposible- sino ciertas situaciones muy concretas con mayor o menor dosis de sentimentalismo.

Me ha llamado la atención que haya sido el Grupo Prisa, propietario de la Cadena SER, quien se haya hecho eco en mayor medida de las críticas al programa, conociendo, al margen de los antecedentes más lejanos, que fue Canal Sur quien recuperó la idea con su Tiene Arreglo con la propia Toñi Moreno al frente de él con un innegable éxito, sin que en su momento se pusiese en cuestión el contenido del mismo.

En tanto en cuanto el programa no traspase los límites de los legítimos derechos de quienes acuden a él en solicitud de ayuda, algo que creo no sucede, su presencia en la parrilla horaria no reflejará sino el trasfondo de una realidad social que por mucho que nos duela a todos -me imagino que a unos más que a otros- estamos aún lejos de corregir y habremos de abordar por todas las vertientes posibles.

Si apelar a la compasión o a la lástima, como denuncia la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, puede activar a alguna conciencia a expresarse solidariamente, como por otra parte hacen multitud de campañas nacionales en internacionales, no veo por qué estigmatizar y calificar como un ataque al estado de Bienestar Social y a la universalidad de las ayudas a una forma de solicitar amparo que, lo reconozco, de pequeños ya nos impresionaba.

 

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