Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Contrastes

Vivimos en un país de contrastes, tan pronto vamos por una carretera larga larga y recta hasta aburrir, que nos encontramos de repente con unos cuantos kilómetros de curvas que, al término de ellas, nos bajamos del coche y seguimos cual peonza dando vueltas sobre nosotros mismos.

Podemos estar esquiando tranquilamente por la mañana y en dos horas darnos un baño en el mar, relajante, panza arriba al sol. Pasamos de zonas verjelosas  a lo más árido existente en un pispas, de la arena al pedrusco sin inmutarnos y como lo conocemos desde que nacemos nos parece de lo más normal.

Tenemos una leyes que lo mismo sirven para culparte y mandarte a lo más profundo del averno que te absuelven saliendo de rositas y por la puerta grande, aunque el desfalco que hayas cometido  sea comparable a un miura.

La justicia que para que sea tal, debe ser breve en su resolución, tarda años en ejecutarse, asi,  mientras, puede prescribir el delito y aquí paz y después gloria ,  eso si, dependiendo mucho de quien se trate el ajusticiado, si hay mucho dinero por medio, o si  debe ser un caso “ejemplarizante”, o si es un pobre desgraciado, etc., las cosas se tratan de forma distinta, o al menos así lo aparenta, y ya lo dice el refrán “la mujer del cesar no solo debe serlo sino parecerlo”, y otro que dice “cuando el rio suena, agua lleva”, pues eso, si no lo es, bien que lo parece.

Una persona mata a otra, hay testigos, pero es presunto hasta que lo dictamine el juez, otra persona se pasa un día en pagar algún impuesto y es condenado en el mismo instante a pagar la multa correspondiente, aquí la presunción de inocencia ni se considera, y como tarde más de la cuenta, con recargo. Por cierto, en Portugal la palabra presunto significa cerdo, no se si tendrá algo que ver la simbología, pero…...ahí lo dejo.

Un político no acata la constitución y es un gran hombre, un valiente que hace frente al yugo gubernamental,  un ciudadano de a pie no puede ni siquiera pensar en hacerlo, pues estaría encadenado de por vida, arrastrando su culpa por el suelo como en el Medievo.

La casta política solo necesita unos ocho años ocupando un sillón, para poder cobrar un sueldo vitalicio y una pensión máxima, los currantes de turno, treinta y cinco años mínimo, trabajando duro, para que les quede una pensión pírrica, siendo esta clase trabajadora la que saca al país adelante.  A estos mismos, para ocupar su puesto de trabajo, se les exige   una serie de conocimientos apropiados al cargo que van a desempeñar, a los de la casta ni eso, algunos no son ni bachilleres.

Desgraciadamente, en este país no gana más quien más sabe o más responsabilidades tiene, sino quien es más trapisonda, caradura o corrupto.

 

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