Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Todo al revés

Vuelvo de unas cortísimas vacaciones (que no han agotado mi cupo anual) y veo el patio algo revolucionado, y esta vez con curas por medio. Me refiero al culebrón veraniego del ara del obispo Bacauda y a los cambios efectuados por el párroco en la iglesia de Asunción y Ángeles que han revolucionado al personal.

Aunque haya políticos locales que les chirrían los dientes cada vez que ejerzo mi derecho constitucional a opinar (art. 20.1.a) de la Constitución: "Se reconoce y protege el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. Art. 20.2: El ejercicio de este derecho no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa"), siento un no se qué, que me lleva a hacerlo, quizá porque para opinar no hace falta ni pedir permiso ni pedir perdón, siempre y cuando no se vulnere nada, claro.

Por tanto, allá va.

Para empezar, diré que prácticamente todo lo que se de este tema lo se por los periódicos, y en este caso, por lo que Sur de Córdoba publicó recientemente en La Lupa.

Hay quien me ha pedido mi opinión sobre esto, y yo creo que en este asunto todo se ha hecho al revés de como yo creo que se debería haber hecho.

Empezamos con las supuestas obras o variaciones llevadas a cabo por el párroco de la Asunción, presuntamente sin licencia de obras y presuntamente siendo preceptiva dicha licencia, según la actuación llevada,

Mal principio, pues en un Bien de Interés Cultural (BIC) está legislado que casi para respirar hay que pedir licencia urbanística, la cual debe contar con un informe sectorial vinculante favorable de la Delegación de Patrimonio Histórico o similar de la Junta de Andalucía. ¿Cómo es que el párroco no sabía esto?

Muy sencillo: Porque en los seminarios no se forma a los sacerdotes como ciudadanos, sino como ángeles. Lo malo es que en el mundo (en este mundo, no en el otro) lo que se da son seres humanos, no ángeles, que nos regimos por algo tan vulgar y prosaico como el Boletín Oficial del Estado (o el de la Jungla de Andalucía, que es parecido), en donde se publican las normas jurídicas que nos afectan. Y como dice el artículo 6.1 del vigente Código Civil de 6 de octubre de 1.888, "la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento".

O sea, que el templo parroquial de Nuestra Señora de Asunción y Ángeles es BIC, es decir, empleando palabras de san Juan Pablo II en su encíclica Solicitudo Rei Socialis, que es propiedad privada de la Iglesia Católica pero con una "hipoteca social", por la cual, la sociedad, a través de la Administración competente, participa de esa propiedad de modo que esta propiedad no es absoluta, sino en cierto modo, compartida o mejor dicho, limitada.

Evidentemente, esto contradice la costumbre de muchos párrocos, que cuando llegan a una parroquia nueva se ponen a hacer obras a diestro y siniestro, sin encomendarse a Dios ni al diablo, creyendo que son los amos del cortijo o los reyes de una taifa. La culpa de una actitud así la tiene el obispo correspondiente, que en vez de formar a sus seminaristas como ejemplares ciudadanos, les forma como ángeles con mando en plaza y les da autoridad para gastar la pólvora real (en este caso, diocesana) a su libre albedrío sin el más mínimo conocimiento previo acerca de si existen leyes civiles que permitan o no llevar a cabo determinadas actuaciones.

Ojo, que esa pólvora diocesana la pagamos los cristianos de esta diócesis y en general los que ponemos la "equis" en la casilla correspondiente del impuesto sobre la renta de las personas físicas. Ojo, a ver cómo gastan los curas el dinero que los cristianos damos para ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

Lo peor del caso es la respuesta que ha dado el párroco a todo esto: "yo prefiero pedir perdón a pedir permiso", lo cual denota que, claramente, ese párroco no vive en el mundo, pues confunde el orden espiritual con el civil, ya que en el orden espiritual es cierta tal afirmación, pues Dios nos invita a actuar con libertad y espontaneidad, de modo que si nos equivocamos, con pedir perdón en la confesión está todo arreglado.

Sin embargo, en el orden civil no vale esa actitud, pues si después de un estropicio, vamos a la correspondiente autoridad, administrativa o judicial, y decimos: "oye, macho, perdona, me he colado", creyendo que nos van a mandar rezar tres avemarías como penitencia, estamos muy equivocados, pues la penitencia pueden ser unos 120.000 euros de multa o un par de años en el trullo o las dos cosas a la vez, con la diócesis (o sea, el obispo) como responsable civil subsidiario.

O sea, que los delirios reformistas de un párroco recién llegado pueden ir muy lejos.

En mi opinión, el párroco y el obispo han hecho todo lo contrario de lo que deberían haber hecho.

¿Cómo ha surgido todo esto?

Por una intervención de Manolo Carnerero en el pleno municipal.

Pero vamos a ver, Manolo, teniendo en cuenta que tú eres un poco rojo, ¿desde cuándo cojones te tomas tanto interés por las cosas de Iglesia y de los curas? ¿No será que alguien con ganas de venganza, por el motivo que sea, te está utilizando como arma arrojadiza para dar un  poco por saco a ese pobre cura?

Podrían haberle pegado el soplido a Paco Poyato, que está tan activo, pero qué casualidad que te lo han ido a soplar a tí, ya que saben que con los rojos pasa como con los pimientos, que inicialmente son verdes (como el olivo del icono de tu formación) para pasar a ser rojos, y que lo casi único que os queda a los rojos es la animadversión a la Iglesia: Véase la reciente moción sobre la inmatriculación, que parecía ser el monotema de cuando la Jungla de Andalucía estaba en manos del PSOE e IU y en el que metíais la pata continuamente, pues los bienes de la Iglesia, como los de cualquier persona física o jurídica, podrán estar o no en el Registro de la Propiedad, pero en modo alguno eso determina esa misma propiedad, ya que en España, la inscripción en el Registro de la Propiedad es voluntaria, siendo dicho registro, no un título de propiedad, sino una manifestación pública de dicha propiedad.

A nadie se le ocurre poner en duda que la camisa que llevas puesta es tuya; nadie te exige que lleves continuamente entre los dientes la factura de la tienda donde la compraste. Los bienes de la Iglesia, como los tuyos o los de cualquiera, son de su propiedad, por los títulos que sean, con independencia de que estén inmatriculados o no en el Registro de la Propiedad. El Registro es solo una manifestación de un título, una formalidad revestida de cierta solemnidad, pero no el título mismo.

La monserga que nos dio hace años la Jungla de Andalucía con el coñazo de la inmatriculación de la catedral denotó, además de odio y fanatismo hacia la Iglesia, la ignorancia de los políticos que gobernaban Andalucía por entonces. Por favor, no sigas ahora dando el mismo coñazo a nivel municipal.

Evidentemente, esto que te pido es solo un favor; luego puedes hacer lo que te salga a los cojones, pero que quede claro que sobre este tema no pienso hacerte ni puto caso en adelante, no solo porque me parece un oportunismo poco elegante el hecho de atacar a la Iglesia por sistema, sino porque supone vaciar una animadversión religiosa a través de otro ámbito distinto, el civil, y sin razón para ello.

No te discuto todo esto por ser católico, que lo soy, sino por defender el elemental derecho de propiedad, que la Iglesia tiene, como lo tienes tú y como lo tenemos todos, lo cual implica el derecho a que a uno no le den por culo continuamente en sus propiedades con motivo de una animadversión ajena al derecho de propiedad.

Sobre las oscuras y cobardes motivaciones de quien tira la piedra y esconde la mano, originadas por quien se queda en la retaguardia y te lanza contra sus enemigos, de momento no digo más, aunque creo saber de dónde vienen y por qué.

En lo que sí te doy la razón, Manolo, es en que tienes motivos para tener cierta animadversión hacia la Iglesia, pues quienes dicen representarla, probablemente en el pasado no te dieron una imagen clara de lo que es la Iglesia y el evangelio de Jesucristo, y es comprensible un rebote por tu parte, pero me parece que a estas alturas deberías saber distinguir el evangelio de Jesucristo del mal ejemplo que damos los cristianos, aunque no sea nuestro deseo dar ese mal ejemplo. No somos perfectos.

En mi opinión, Manolo también ha actuado al revés. Ya van tres: el obispo, el párroco y Manolo.

¿Qué ha hecho el alcalde? No lo se, pero parece que no está, porque me han dicho que ha dejado como alcalde accidental a Paco Casas. No se si está de vacaciones. Me imagino que está de vacaciones como alcalde, ya que como senador, al igual que todos los senadores y diputados de este país, llevan de medio-vacaciones varios meses mientras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias toman café mientras intentan repartirse la tarta, los pestiños, los sobaos pasiegos o lo que les salga a la punta del pijo, a la vez que cobran sueldos millonarios un mes y otro por no hacer nada, situación solo denunciada, para escarnio de todos, por el representante de Vox en el congreso.

El hecho es que parece ser que Paco Casas está de alcalde accidental.

Mal por el alcalde, entiendo, pues una situación como esta requeriría ser asumida por el propio alcalde, en vez de desaparecer, ya que se va agravando por momentos, pues el PSOE ya ha pedido la comparecencia de la consejera de patrimonio, lo que quiere decir que el conflicto ya no es solo local, sino de la comunidad autónoma, de la misma manera que no es ya un asunto del párroco, sino que está ya implicado el obispo, y teniendo en cuenta la legislación vigente, el asunto puede tener algo que ver incluso con los artículos 321 a 324 del vigente Código Penal. Esto quiere decir que el conflicto podría hacer entrar en juego las relaciones Iglesia-Estado en un momento delicado en el que no hay todavía nuncio que sustituya al anterior, Renzo Frattini, cuya misión diplomática concluyó hace pocos meses.

Mal por el alcalde por no implicarse, pero peor por dejar el asunto en manos de Paco Casas, al no ser este, en mi opinión, la persona más recomendable para llevarlo a cabo. Me explico.

Si Paco Casas ha actuado en este asunto como alcalde accidental, no me parece adecuado, ya que el párroco ha dicho  que para sus actuaciones reformistas del templo ha contado en todo momento con el apoyo del consejo parroquial. Aunque no lo tengo comprobado, me han comentado que el consejo parroquial de Asunción y Ángeles está en manos de varios familiares directos de Paco Casas, por lo que, aunque dicho órgano sea meramente consultivo, quizá la mejor postura por parte de Paco Casas debería haber sido la de abstenerse y mantenerse independiente, por pura lógica y sentido común y ético, ya que el conflicto que se crea al intervenir en calidad de alcalde en un asunto así gestado, es evidente.

Si Paco Casas ha actuado en este tema, no como alcalde, sino como concejal de patrimonio, mal también, pues este asunto no es un asunto de patrimonio, sino urbanístico, ya que se trata de una licencia urbanística en la que debe obrar un informe sectorial no municipal, sino autonómico, de Cultura.

Por tanto, entiendo que Paco Casas, como concejal de patrimonio, no es competente en este asunto, aunque lo sea sectorialmente la Consejería de Cultura. A nivel municipal, entiendo que el asunto es competencia urbanística, esto es, de Alfonso Vergillos, concejal de urbanismo, el cual, tengo entendido que no ha sido convocado en este entierro.

O sea, mal por el párroco, mál por el obispo, mal por Manolo, mal por el alcalde y mal por Paco Casas. Ya van cinco. Seguimos.

¿Qué han hecho en la delegación correspondiente de la Jungla de Andalucía? Pues lo de siempre: organizar una visita turística a Cabra por parte de la delegada correspondiente, siguiendo esa saga de políticos visitadores o merodeadores que creen que su función es hacer visitas de protocolo para dar la imagen de cercanía al pueblo y al problema planteado.

El rey emérito Juan Carlos I, en una ocasión se expresó durante una entrevista diciendo que "los asuntos se tratan en los despachos". Quizá tenía en mente, en ese momento, a Felipe II, el Rey Prudente, que se tiraba hasta 16 horas diarias en su despacho, estudiando y resolviendo los asuntos del reino, es decir, con los expedientes. Repito, con los ex-pe-dien-tes.

Dice el artículo 164.1 del ROF que "expediente es el conjunto ordenado de documentos y actuaciones que sirven de antecedente y fundamento a la resolución administrativa, así como las diligencias encaminadas a ejecutarla".

Parece que los políticos se han olvidado de esto, pues su función no es hacer visitas ni pasearse por los pueblos inútilmente mientras los concejales y alcaldes lugareños doblan el espinazo diciendo mientras tanto: "Oooohhh, la delegada".

Me gustaría saber el tiempo real (que nos cuesta dinero a todos los contribuyentes) que ha supuesto esa visita de la delegada, absolutamente inútil desde el punto de vista administrativo: Prepararse para salir de Córdoba, movilizar al personal de oficinas para que anuncie su visita, venir en coche oficial, con chófer, llegar, ir al lugar de los hechos, provocar que haya quien la atienda, dejando otras ocupaciones más útiles que hacer de cicerones, formular preguntas oportunas o inoportunas a quienes sabían más o menos del tema lo mismo que ella, o sea, casi nada, pues es un asunto cuyo expediente está en los comienzos, emprender viaje de vuelta a Córdoba, que está a 84,5 kilómetros de Cabra, de puerta a puerta (dato absolutamente exacto, pues de ello da fe mi cuenta kilómetros desde hace más de 21 años que hago diariamente, ida y vuelta, ese recorrido).

Me imagino que, como la delegada no es, probablemente, espíritu puro, a mitad de su excursión a Cabra habrá tomado un refrigerio, e incluso quizá se detuviera a comer, bien en Cabra o en algún otro lugar. No se si esos refrigerios se los pagó ella o los hemos pagado todos los contribuyentes. Me refiero a los refrigerios de ella y de su séquito, suponiendo que se tratase solo de su chófer, si es que vino en coche oficial.

Lo que sí tiendo a pensar es que el mantenimiento del vehículo que la trajo es casi seguro que lo hemos pagado entre todos. Me refiero a gasolina, parte proporcional de amortización, parte proporcional de desgaste de ruedas, parte proporcional de itv y revisiones periódicas, parte proporcional de averías, parte proporcional de impuesto de circulación, parte proporcional de garaje, parte proporcional de seguro, parte proporcional del sueldo de ese chófer, etc.

Digo todo esto porque quien piense que un coche echa a andar solo con gasolina, no vive en el mundo. Que alguien haga la prueba y eche un puñado de gasolina en un coche y verá cómo, con solo eso, no anda.

¿Cuál es el resultado de todo ese gasto? Ninguno, pues primero ha de haber un expediente. Los asuntos, como diría Juan Carlos, se resuelven en los despachos, mediante el estudio sereno, aplicando la inteligencia, preguntando cuando ya hay una base de conocimientos previa sobre la que preguntar e indagar, ya que para preguntar no se puede estar en la situación de no saber nada o de saberlo todo, sino que es preciso saber algo pero no todo. Es decir, es preciso un expediente de modo que se pregunte solamente aquello que no se sabe, dando por sentado que se sabe algo del resto, porque se ha estudiado y porque los funcionarios encargados de desarrollar ese expediente han cumplido su función.

Esto es lo que otros llaman sabiduría o también prudencia. Ir a apagar un fuego sin saber dónde y cómo es ese fuego es análogo a ser un pollo sin cabeza, que no sabe ni de dónde viene ni adónde va.

O sea, mal por el párroco, el obispo, Carnerero, el alcalde, Paco Casas y la delegada de la Jungla. Ya van seis, y eso sin contar con esa pléyade de sabios que forman el consejo parroquial.

Mis últimas noticias (más bien rumores, porque en todo este galimatías ya nadie sabe lo que pasa) es que el ara del obispo Bacauda parece ser que no se ha cortado. En fin, ya nos enteraremos. Parece ser también que el párroco ha vuelto de los campamentos, en los que espero que se haya tranquilizado un poco de esa fiebre de poner y quitar santos de acá pá llá.

Creo que no estaría de más que nos tranquilizásemos todos un poco con estos calores. No se si sería mucho pedir que al menos haya alguien que se plantee si lo que está haciendo es lo que debe de hacer o está haciendo justo todo lo contrario de lo que debe de hacer.