Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Como el fluir del agua

Hoy es día 30 de julio. El pasado 15 de junio moría Pepe Delgado. Desde entonces la página web del periódico Sur de Córdoba ha estado fuera de juego. Yo pensaba que esa situación se prolongaría indefinidamente, o lo que es lo mismo, que con Pepe había muerto también su periódico digital porque me imaginé que Pepe se llevó a la tumba las claves informáticas que hacían que el periódico fuese irrecuperable.

Sin embargo, ayer recibí un tweet nada menos que… de Sur de Córdoba en el que se decía que este periódico…me seguía. O sea, que el periódico estaba vivo. La noticia se confirmó con otro tweet de hoy en el que se daba la noticia de que el próximo sábado 2 de agosto el periódico reaparecería en la red. La tercera campanada la recibí hace unas horas consistente en un correo electrónico de la nueva redacción del periódico en el que confirman la reaparición del día 2 y me invitan a seguir colaborando, como en los tiempos de Pepe.

Por supuesto que quiero volver a colaborar con Sur de Córdoba. Siempre fue un placer hacerlo y espero lo siga siendo. Yo siempre me he sentido muy a gusto en este medio de comunicación en el que, dejando por sentado el respeto a los demás, uno puede decir lo que le salga del bolo, sin restricciones, sin sectarismos políticos o ideológicos.

Ya estoy ilusionado con el día 2. A la vez, se me encoge el corazón porque en solo 45 días una persona entrañable ha muerto y tras arreglarse los problemas legales que su muerte plantea, su periódico vuelve a salir, pero ya sin él, lo que pone de manifiesto que no somos absolutamente nada imprescindibles, que el mundo sigue su curso con o sin nosotros, como el fluir del agua de la que hablaba Heráclito.

Es verdad que el espíritu y el modo de trabajar de Pepe sigue entre nosotros, pero el tiempo de Pepe ya terminó; ahora estamos en el nuestro, que lo hemos de hacer rendir según nuestro genio propio, planteando cuestiones y soluciones que probablemente son distintas de las que hubiera adoptado Pepe y de las que hubiéramos adoptado nosotros con él. Cada ser humano, mientras está sujeto al tiempo, es persona de su tiempo, de sus horas, de sus minutos. Es “su” tiempo. Por eso, la reaparición de Sur de Córdoba, aunque tenga muy presente a Pepe, aunque Pepe “esté ahí”, es distinta de la que existió con Pepe porque las personas son distintas, con sus ilusiones, aficiones, ideales, manías y errores distintos, con su derecho a hacerlo mejor que Pepe, y con su derecho a equivocarse si llega el caso.

Todo fluye, todo pasa. Decía el cardenal Ratzinger en la Santa Misa pro eligendo Sumo Pontifice del año 2005 que en este mundo todo, absolutamente todo, pasa; solo hay una cosa que permanece: el alma humana. Lo demás pasa. De lo demás no queda nada a la vuelta de un tiempo. Basta mirar esos 45 días sin Pepe — pocos — que son los que han bastado para que el periódico renazca. El alma inmortal de Pepe no está ya sujeta a la dimensión temporal, pero su muerte corporal no ha pasado de ser un accidente en medio de ese torrente circulatorio de la vida de la sociedad en que vivimos, de ese fluir sin marcha atrás en el que estamos metidos mientras estemos sujetos al tiempo.

No debe entenderse esto como una llamada a olvidar a las personas, a olvidar el pasado, la propia historia. Pepe debe seguir estando presente entre nosotros — lo está — pero el reto del periódico lo tenemos aquí. Debemos tener siempre presentes las enseñanzas de los muertos, pero el tiempo presente es el nuestro, y tenemos que tener la ilusión de aportar nuestra pequeña contribución al momento que nos ha tocado vivir.

Me da una especial alegría poder volver a trabajar con José Luis Serena por cuanto en las ocasiones en las que hemos coincidido siempre ha habido sintonía.

Me da alegría que Juan Delgado tome el relevo periodístico de su padre. Pienso que debe ser algo maravilloso trabajar en el puesto de trabajo que dejó el propio padre difunto. Si yo me hubiera visto en semejante situación hubiera disfrutado lo indecible venerando de esa manera la memoria de mi padre.

A los otros dos miembros del Consejo de Redacción no les conozco, pero estoy seguro de que haremos muy buenas migas.

Termino estas líneas con una mención a Pepe, quien desde la otra vida nos ve a todos emprendiendo este nuevo periódico — sí, digo bien, “nuevo” — continuación del que él echó a andar hace pocos años.

 

Antonio Moya Somolinos

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