La RAE de la Lengua , define el hedor como un olor penetrante y desagradable...Concisa y perfecta.
El deleznable espectáculo político y mediático al que asistimos las últimas semanas, resulta francamente nauseoso. Es sumamente desagradable, pero lo peor es que a la vez que penetrante, es profundo, y no solo por la magnitud de las cloacas de donde proviene, sino por las hondas heridas que va a producir en la sociedad española.
El actual Gobierno de España, literalmente acorralado por múltiples casos de corrupción, aquella que quiso combatir como estandarte en la moción de censura contra Mariano Rajoy, hoy navega en el proceloso mar de la incertidumbre, de no saber que saldrá mañana o pasado o el siguiente día en la prensa, radio o TV no afines a su ideario. Los medios que si lo son, tratan de echar una mano retorciendo o directamente falseando la verdad (perdón, qué es esto de la Verdad a estas alturas !!!), como estos últimos días, con el esperpéntico caso de la bomba lapa a Pedro Sánchez, que resultó ser una alusión a si mismo del oficial de la Guardia Civil aludido.
La fontanería de Leire Diez ha sido tan extensa, intensa y descarada, que difícilmente nadie en sus cabales, pueda suponer que actuaba por su cuenta. Pero siendo terrible todo esto, lo es más la falta de respeto y la obsesiva idea de Pedro Sánchez de controlar todos los resortes del poder. Es sin duda, la única manera que conoce, para perpetuarse en él, el mayor tiempo posible. De hecho, si agotase la legislatura, sería el Presidente más longevo en el Palacio de la Moncloa, de toda la democracia española (¡!)
Pero... así vamos a estar 2 años más?? Se imaginan este ambiente todo el resto de lo que queda, hasta que, obligado por el calendario, Sánchez tuviera que convocar elecciones obligatoriamente? Prefiero no pensarlo, en términos sobre todo de la fractura social, antes comentada, y que sin duda, necesitará tiempo para ser restañada. Ya no hablamos de gobernar sin presupuestos, ni ganas, de saltarse a la torera normas que ya van llegando de Europa, y de maquillar continuamente cifras y datos para que todo cuadre en el entorno gubernamental, plagado de aplaudidores y corifeos.
La vivienda, la inflación, la migración y la tragedia que la acompaña, en fin, los “problemillas” del diario, palidecen ante la necesidad de poseer y dominar el llamado Relato… Qué palabra, Señor...
Insisto. En cuestiones de futuro, y siendo todo lo detallado muy serio e importante, atentos a los enfrentamientos, a la inquina y a las diferencias irreconciliables que van a quedar de todo este tiempo, que, con independencia de los logros del actual gobierno o el que venga detrás, ha estado permanente empañado por una forma de hacer política desconocida hasta el momento, pero que no tiene nada de buena pinta para las generaciones futuras.
Por eso, a los que ya tenemos nietos, nos tiemblan las piernas imaginando el futuro...Ojalá me equivoque y mucho. Lo deseo fervientemente.