Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La Iglesia y el Estado

De sobra es conocido que los españoles, desde tiempos inmemoriales, siempre hemos ido con los curas, unas veces, acompañándolos en sus manifestaciones de culto, y otras detrás de ellos persiguiéndolos con un garrote, por ello no nos debe de extrañar que, en estos tiempos, nos encontremos en el segundo momento, y que la Iglesia española sea perseguida, vejada y calumniada como en cualquier tiempo de la Historia.

El dicho romano es: Nihil novum sub sole, o sea que no hay nada nuevo bajo el sol, pues ya dijo Jesucristo que los cristianos, serían acorralados, vejados, calumniados y un sin fin de calamidades más caerían sobre ellos por su causa.

De la misma manera nos encontramos en los Evangelios que la luz no se enciende para ponerla debajo del celemín, sino en lo más alto de la casa para que ilumine toda ella.

Eso es lo que escuetamente pretendemos llevar a cabo y hacer que las obras de la Iglesia brillen, luzcan e iluminen a los que no las conocen. Sobre todo a esta Izquierda rancia, trasnochada e ignara que en su profundo desconocimiento o ¿maldad adrede? camina como la acémilas con anteojeras y sólo, como los asnos de las norias, ve el camino que su mala fe le dicta.

La Conferencia Episcopal Española acaba de publicar la memoria de 2017 en la que expone con todo lujo de pormenores en qué gasta el dinero que recibe.

La importancia de la Iglesia de España es tan grande que, si se  midiese el imparto tan fuerte que causa en nuestra sociedad, caso de que fuese una autonomía, ocuparía el tercer puesto en la tabla de las más importantes.

La Iglesia española está presente en todas las actividades que una sociedad, como la nuestra, pueda llevar a cabo. Presta asistencia en campos tales como el empleo, de tal forma que de ella sola dependen más de medio millón de puestos de trabajo, la familia, la violencia de género, juventud, inclusión social, adicciones, inmigración o pobreza, centros hospitalarios, y un largo etc.

El fundador de la asociación Reto a la Esperanza es un cántabro que, basado en principios cristianos constituyó esta entidad para ayudar a drogadictos.

Se achaca a la Iglesia que no paga el IBI de sus edificios. La acusación sólo muestra una ignorancia supina, pues quien esto hacen no tiene en cuenta que la Iglesia española lo paga cuando un edificio de su propiedad que se encuentre cedido, genere beneficio.

Por lo demás, por un acuerdo entre Estados soberanos como son el Vaticano y el Español, los edificios que no lo satisfacen son aquellos dedicados al culto, conventos, monasterios e inmuebles semejantes.

La exposición de los lugares que no lo abonan sería larga y tediosa, bástenos con sólo enumerar algunos:

Los templos y edificios de cualquier otra confesión religiosa, como puedan ser, las mezquitas, otros templos no católicos, pero sí cristianos, o de cualquier otra religión.

Tampoco lo pagan las sedes de los sindicatos y de los partidos políticos.

El beneficio que recoge el Estado por los bienes culturales que la Iglesia administra supone nada menos que el 3% del PIB, o lo que es lo mismo, 22.620 millones de €. Sin tener en cuenta los beneficios que recibe por las manifestaciones culturales como puedan ser la Semana Santa, las Fiestas Navideñas o cualquiera que se celebre por un motivo religioso.

Las iglesias, conventos y monasterios y otros centros eclesiásticos, reparten al día miles de comidas para los menesterosos que no tienen otro sitio al que acudir.

La Iglesia atiende hospitales, colegios, centros destinados a la mujer, a emigrantes y refugiados, etc. etc.

La Memoria que ha presentado la Iglesia ha sido auditada por una entidad tan prestigiosa como es PriceWaterHouse Cooper, por lo que los datos que presentan en ella son dignos de todo crédito.

El bien que hacen no solo en España sino en otros lugares del mundo las dos joyas de la corona de la Iglesia, Caritas y Manos Unidas son inconmensurables.

Si la Iglesia cerrase todos los centros que atiende, el problema para el Estado español sería de incalculables magnitudes. ¡Que no lo haga!