Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Sabor a Luz de luna

No quisiera terminar este 2019 sin recordar, aunque sea con este breve artículo, a Álvaro Carrillo, uno de los grandes compositores y cantantes de la música popular de México. En verdad, podría decirse que hay un triple motivo para ello: en primer lugar, Carrillo nació hace cien años, en 1919, en una ranchería de Cacahuatepec (Oaxaca, México); en segundo lugar, falleció hace cincuenta, en 1969, en un accidente de tráfico a pocos kilómetros de Ciudad de México; y, por último, es autor de dos de mis canciones favoritas, el conocido bolero Sabor a mí y la magnífica Luz de luna.

Yo siento tus amarras como garfios, como garras
que me ahogan en la playa de la farra y del dolor.
Si llevo tus cadenas a rastras en la noche callada,
que sea plenilunada, azul como ninguna,
pues desde que te fuiste
no he tenido luz de luna.

En el blog escrito por el hijo de nuestro autor (saboramipadre.blogspot.com), se cuenta la anécdota de la que surgió Luz de luna: Álvaro estudiaba en la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, una institución militar en la que el rector quiso que una noche de viernes nuestro compositor cantara ante unos invitados, pero este se negó porque había quedado con una mujer; como el rector no pudo convencer a nuestro autor, no tuvo otra opción que arrestarlo y, así, obligado a permanecer en una celda, contemplaba la luna que iluminaba el patio de la escuela, lo que dio origen a esta canción. En ese mismo blog se recoge una anécdota con Octavio Paz en el que este le hace un comentario a Mario, hijo de Álvaro Carrillo, sobre el adjetivo «plenilunada», que resulta ser una invención del cantante: «"Plenilunada" debería ser considerada una aportación de Álvaro Carrillo a la poesía en español».

Sabor a mí fue escrito a finales de 1957, a partir de la anécdota de una cena, en la que tras beber whisky, el cantante besaba a su mujer. Esta le dijo que, de tanto besarla, la estaba emborrachando, a lo que él replicó: «lo que tienes en la boca no es sabor a whisky, es sabor a mí». Este bolero fue una de las primeras canciones en incluirse en antologías de poesía, como la de Gabriel Zaid sobre México, en la que se aporta este bolero (también aparece el conocido Bésame mucho de Consuelo Velázquez y varios títulos de Agustín Lara).

No pretendo ser tu dueño.
No soy nada, yo no tengo vanidad.
De mi vida doy lo bueno,
soy tan pobre, ¿qué otra cosa puedo dar?

Aunque Carrillo lograría el título de ingeniero agrónomo, su pasión fue la música. Autor de más de 300 canciones, también le pertenecen Sabrá Dios, El andariego y Se te olvida (La mentira).

Entre las varias anécdotas de su vida, la más llamativa es aquella en que fue secuestrado por Lucio Cabañas, un guerrillero y militante del partido comunista que actuaba contra el gobierno mexicano. En ocasiones, a Cabañas le gustaba cantar, incluso imitaba al gran Jorge Negrete, y secuestró a Carrillo para cantar con él durante tres días. Parece que congeniaron, pues, en verdad, ambos buscaban un ideal social y sus orígenes estaban condicionados por la marginalidad. En efecto, el secuestro pasó a ser convivencia y, como recuerdo, Lucio Cabañas le regaló su rifle y su machete.