Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La importancia de tener corazón

A muchos les da igual no tener corazón o principios de corazón o la capacidad de mejorarse como seres humanos. Les da igual, pues no respetan ni atienden a las esencias primeras o a las bases por las cuales solo es posible el tener un mínimo equilibrio o un buen camino hacia el corazón (ética, racionalidad, escuchar solo a lo correcto, pensar en los demás o en ayudarlos, no dejarse llevar por irresponsabilidades, no imponer el egoísmo, etc).

También, el privar al pueblo de ésas bases o de ésa enseñanza ineludible de lo que garantiza el mejorar progresivamente al ser humano es algo destructivo y deplorable. En verdad, todo buen nacido debe beneficiar a que, los recursos que pueda tener cualquier ser humano para ser en definitiva mejor, no se veten por nada o que nunca se desprotejan o se frivolicen.

Dicen que una carta, durante el exterminio de la Alemania nazi, fue encontrada en un campo de concentración dirigida a todos los maestros. Se desconoce su autoría, pero el mensaje es digno de una muy precisa reflexión: «Estimado Maestro, yo soy un sobreviviente de un campo de concentración. Mis ojos vieron lo que ningún hombre debería ver. Las cámaras de gas construidas por ingenieros capacitados. Los niños envenenados por licenciados en medicina. Los recién nacidos, muertos por enfermeras entrenadas. Las mujeres y los bebés disparados y quemados por graduados de colegios y universidades. Así que tengo mis sospechas sobre la educación. Mi petición es: ayude a sus estudiantes a ser humanos. Sus esfuerzos nunca deben producir monstruos expertos o entrenados psicópatas. Saber lectura, escritura y aritmética solamente serán importantes si hacen de nuestros hijos más humanos».

Sí, la educación social o “programada por todos” ha fallado siempre porque, lo más importante, es el mejorar como ser humano, ¡nada más!; por lo que, los recursos que hacen que eso sea posible, son los que no se pueden vetar ni excluir socialmente de ninguna forma, y han de fortalecerse una y otra vez solo con un equilibrio o virtud racional.

Más claro lo digo: Ayudar al que elimina (o desmonta) confusiones es más importante que todas las tonterías cínicas que muchos quieren “dar como bueno” (como camino bueno). ¡No más errores! El hacer las cosas bien tiene su rigor; si no, mejor que no hagan nada.

En el fondo, a ver si se enteran de una vez esos que dan protagonismo positivo a las sinrazones (a los errores) o, en el mismísimo fondo, lo que nunca debe seguir fomentándose es el que gane un “falso bien” y, ya éste, prepare unas grandes infraestructuras imposibles de derribar. ¡Claro!, y eso es como una complicidad miserable en un detrimento de la conciencia que se espera de todo.  La conciencia es muy imprescindible, ¡siempre!

Lo que pasa es que, en la sociedad, un “falso bien” (que en un plazo siempre crea errores y daños), por haber franqueado (burlado) al mismo bien, se hace ya invencible, o dueño y señor de los recursos  que mueven a  la sociedad; por lo tanto, ahí, solo es ya una terapia de conciencia o una buena dosis de racionalidad lo que evita tal confusión (o sea, a ése “falso bien” muy dictador).

Así es, porque puede darse (como muchas veces de antemano ya se ha dado en el pasado más reciente) que demasiados seres humanos a porque sí  (o en sus pícaras conveniencias o en una irresponsable alineación) se crean ellos “más humanos”, sí, como en una prepotente o autoalimentada irracionalidad. Pero, mientras sigan muchos descuidando alguna responsabilidad que incida determinantemente en la sociedad, no pueden ser “más humanos” de ninguna manera.

Por ese motivo, es solo importante, ¡solo!, el que siempre se permita (un día y otro) lo que sí tiene la capacidad de abrir a las mentes de todos a lo correcto o a “un darse cuenta” de algo real (por sus esfuerzos), o el que tiene la capacidad de pararles los pies a tantas confusiones o negacionismos o estupideces.

El que en la sociedad se consiga que muchos sean “más humanos” es la meta que debe triunfar; sin ella, ¿qué sentido tiene todo o las vidas de los mismos seres humanos?