Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Sí nos representan

Todos los cargos electos representan al conjunto de ciudadanos que constituyen el cuerpo electoral. Esto significa que los miembros del Congreso de los Diputados, en cuanto que este es la expresión de la soberanía popular, nos representan a todos, no solo a quienes han acudido a votar ni en exclusiva a los que han escogido la papeleta de su partido. Y esto vale para el conjunto de los diputados, desde los del grupo parlamentario popular a los del grupo mixto. Y puesto que así es como funciona la teoría de la representatividad, los diputados deberían comportarse con la dignidad y la seriedad que ello trae consigo.

Son muchos los que parecen ignorar esa realidad, pero desde la última legislatura (y la anterior, tan breve) se llevan la palma los miembros de Unidos Podemos. Ahora nos habíamos librado del vergonzoso espectáculo del bebé en brazos de Carolina Bescansa o de los besos de Iglesias, pero como se trata de un grupo que vive de las poses y de la necesidad de que hablen de ellos (aunque sea mal) no han dejado de mostrar sus habilidades en cuestiones que no tienen que ver con la actividad parlamentaria.

Mostraron su falta de respeto el día en que el rey inauguró la legislatura, pues la condición de republicano, como la de quien esto escribe, no nos exime de mantener la corrección y el respeto a las instituciones y a quienes las  representan. A ello habría que añadir la aparición del diputado Cañamero con una camiseta donde decía: “Yo no voté a ningún rey”, al parecer no se ha enterado de que la Constitución se votó en su conjunto, no por títulos ni artículos separados, o al menos deberían habérselo explicado sus compañeros de escaño, expertos en ciencia política. Por cierto, que tampoco sabían muchos de ese grupo que antes de Cañamero hubo varios jornaleros en esa Cámara en el periodo de la II República.

La falta de respeto continuó con el debatido minuto de silencio por Rita Barberá, con lo que el grupo de Unidos Podemos demostró una falta de sensibilidad alarmante, sin que pueda servir de justificación que no hubo minuto por Labordeta, pues aquello estuvo muy mal, pero también su actitud ahora. Los seguidores (y jaleadores) de esas maneras supongo que habrán criticado el comportamiento de Compromís en el Congreso o de los senadores de Podemos.

Y el último episodio ha tenido lugar con la ausencia de Iglesias y Errejón de los actos del día de la Constitución. Sin duda tendrían que hacer algo mucho más importante, pero el problema es que los ciudadanos a los cuales representan (y que les pagamos su sueldo) nos gustaría haberlos visto en el cumplimiento de sus funciones representativas.

Se podría pensar que esos tres ejemplos son anécdotas, pero sin embargo desde mi punto de vista no son sino el reflejo de algo más profundo, que se deja traslucir en la escasa capacidad de diálogo que Podemos ha demostrado, pensemos que son los responsables de la repetición electoral y de que haya un nuevo gobierno de Rajoy, o en cuál ha sido su reacción en el caso del beneficio obtenido por el dirigente madrileño Ramón Espinar en la venta de su piso, ¿qué habrían dicho si eso lo hace alguien de la que denominan “casta”? Por no hablar del egocentrismo de Iglesias, puesto de manifiesto desde el momento en el que puso su imagen en la papeleta electoral de las elecciones al Parlamento europeo hasta cuando se autoproclamó vicepresidente o su forma de controlar el partido, heredera de métodos que ya parecían olvidados en la izquierda.

Mientras tanto, a sus propagandistas se les llena la boca de bipartidismo, de oligarquía o de críticas a los socialistas. Esto último se ha convertido en una de sus fijaciones, con lo que cometen el mismo error que en otros momentos de la historia cometió la izquierda radical. Pero lo que quería traer hoy a colación es que deberían tener en cuenta que ellos no representan a la gente, ni a los círculos, ni al 15-M, sino a todos los ciudadanos y por ello no les vendría mal un ejercicio de corrección y de buenas formas, quizás así Iglesias saldría de ese puesto de político peor valorado, aunque a él no le preocupa, según dice, porque tiene el ejemplo de Rajoy, con el cual por otra parte se entiende muy bien en sus coloquios parlamentarios, en los cuales rivalizan por ver quién hace el mejor chiste. Y es que, lo quieran o no, y para desgracia nuestra, sí nos representan.