Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Cormack MacCarthy. El Consejero

Traducción Luis Murillo Fort
Literatura Mondadori

El autor de La carretera, No es país para viejos y Trilogía de la Frontera, entre otras excelentes novelas, nos coloca ahora ante un guión de cine duro, tenso y provocador para una película que lleva el título de El consejero, que por cierto, viene provocando levantiscos y enfrentados comentarios. No es para menos, pues  se está enjuiciando la capacidad creadora del escritor. Ese mundo del hampa, las drogas y la corrupción en el que no faltan poderes políticos corrompidos. Cormack MacCarthy es el escritor a quien no le tiembla el pulso siempre sacudido desde su mundo literario inmerso en nuestra propia sociedad por la que nos desenvolvemos. Y de esta sociedad muestra con toda valentía sus realidades, el laberinto en el que mantenemos diariamente el pulso de la lucha por la vida. Sus personajes de ficción  son extraídos de la propia realidad por lo que no tenemos que asustarnos; representan el duro y macabro  protagonismo actual de nuestra panorámica.

El famoso e inolvidable Billy Wilder nos cuenta en sus memorias, que  grandes escritores como Faulkner, Hammett, Chandler  y otros de aquellos fabulosos maestros de la escritura, cuando estaban faltos de esos dólares que sus exquisitas novelas no les reportaban, acudían a esa Babel del complejo Hollywood paraíso de fortuna y descalabros en aquellos años glorioso del Séptimo Arte, para ofrecer guiones a los grandes directores, seguros de poder lograr beneficios económicos con sus trabajos de guionistas reputados. Y con este trabajo creativo, poder  retornar a  la literatura de deslumbrante calidad, teniendo en cuenta al mismo tiempo cubrir el coste de los vicios sin necesidad de mendigar aquí o allá.

Creo conocer la obra de  Cormack  MacCarthy afortunado de amplísima legión de lectores, aunque por otra parte bien que ignoro cuál puede ser su situación económica. Pero puesto a hacer cálculos, no creo que sea la de estrechez  en cuanto a dólares en su cuenta corriente se refiere. Con esto quiero restar desagravios al escritor de culto ante quienes disfrutan  poniéndolo como un  trapo, sin tener en cuenta la separación entre un guión cinematográfico y una novela. Quien ahí quiera y desee, fervorosamente encontrar el arma para crucificarlo, seguro que resbala y cae al primer fogueo entre mafiosos de la droga y algún valiente comisario.

El protagonista de este guión para la película, tiene como principal personaje a un abogado y buen profesional que desfruta de sólido desahogo económico limpio de problemas, pero que no le hace  ascos, tremendo el error, meterse en asuntos de drogas sin tener una idea clara de lo que significa para un neófito arriesgarse a pisar  espacio tan despiadado y pantanoso, con el solo e ingenuo objetivo de participar en un gran golpe, que una vez culminada con éxito la tensa aventura, retirarse plácidamente a la buena vida junto a su novia y apasionada compañera, pareja que ya nos ofrece, al inicio del guión y en cama confortable, sin desperdicio alguno ni aliñados, unos diálogos cariñosos de movimientos agitados, provocativos, propios de una pareja ardiente.

 Pero el mundo actual está rebosante de ese tipo de aventuras que pueden terminar en fracasos y él no será ajeno a la mala suerte. El consejero cuenta con un buen amigo que es todo un curioso e intrigante personaje que lo pinta  fácil. Lo contrario que un delincuente experto en los asuntos del mundo de las drogas le recomienda andar con tiento en ese campo. Efectivamente el consejero cuando se da cuenta ya se encuentra metido hasta las trancas en ese brutal cosmos que es la ambición desmedida  sin escrúpulo alguno. La velocidad y violencia del tráfico a la vez que lo sorprende lo llevará a sospechar de haberse metido en un peligroso embrollo.

Luego cargantes son algunas de las críticas y reseñas leídas que pueden tener cierta dosis de razón, pero como he comentado al principio, un guión para el cine no es una novela, eso se podría demostrar convirtiendo las secuencias sucintamente intercaladas en cursivas entre los diálogos de los actores  y actrices a modo de indicaciones de cómo deben interpretar en prosa diáfana. Con esto no pretendo salvar a un autor de una culpa siendo inocente. Los errores pueden trasladarse con más justicia a la película a su director Ridley Scott y los protagonistas Javier Bardem, Penélope Cruz, Brad Pitt, Cameron Díaz y Michael Fassbender que asumieron sus papeles interpretativos para dar vida  y emoción a esas ciento treinta páginas del guión. Ahora bien, se puede achacar y criticar el equívoco de un autor de este prestigio haberlo publicarlo como libro.  Naturalmente se podría buscar al culpable o los culpables, pero no por el  dichoso guión en sí.

 

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