Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

¿Y Europa?

Que la campaña de las europeas se haya convertido en España, y se pretenda convertir en Europa, en un debate sobre el machismo de unos y el feminismo de otros, no deja de ser grotesco por mucho que Miguel Arias no estuviese afortunado a la hora de explicar la dificultad, que existe, para debatir con una mujer en un país como el nuestro en el que se nos ha educado -al menos Arias pertenece a esa generación- en guardar las formas ante la mujer, no digamos ya en público.

Y digo grotesco porque, si tiramos de hemerotecas, expresiones desafortunadas de carácter machista han tenido como autores a políticos de la izquierda, sin que ello pueda significar que toda la izquierda y toda la derecha ideológicamente lo sean.

Es más, puestos a ser escrupulosos, tal vez sea más machista la práctica socialista de las listas paritarias, reconociéndoles a la mujer sólo el 50% de las capacidades globales de la sociedad, cuando en unas circunscripciones tal vez no lleguen a esa cifra, devaluando la calidad de la representación, y en otras la superen dejando a muchos valores femeninos al albur de un corte simplemente matemático.

Pero lo más grotesco de todo es que nos toca decidir sobre nuestro futuro, sobre la Europa de los veintiocho, y quienes dicen que nos van a representar en ese marco político y parlamentario, se pierden en sandeces puramente populistas y electoralistas, obligándonos -a quienes lo hagamos- a votar sin saber realmente qué votamos, qué tipo de Europa puede construirse -porque desde que iniciara sus sesiones el Parlamento Europeo en 1979 todavía no se ha conseguido trasladar a las sociedades integrantes el espíritu de Europa-, y como dotarla de todos aquellos elementos que la hagan solidaria dentro y fuera de sus fronteras, a la vez que competitiva en los mercados de todo tipo y respetada en el marco internacional.

Si no ha sido el debate machista, han sido las "primarias" entre Rubalcaba o Rajoy, o ese tirarse el cesto de los problemas internos -no europeos-, lo que ha primado por encima de unos programas electorales que ni hemos visto, ni hemos oído y que, además, no debieran ser programas de carácter nacional sino que debieran ser compartidos por todos los partidos de derechas, izquierdas, liberales, ecologistas, etc. de cada uno de los países integrantes de la UE ya que será la suma de cada uno de ellos la que conformará las mayorías y minorías, así como las políticas a seguir.

Para una Europa de intereses localistas o nacionales no creo que haya valido el esfuerzo económico y organizativo realizado, por lo que estoy convencido que los resultados finales serán muy pobres, como hasta ahora.

De ahí que la crisis económica nos esté afectando de una forma tan irregular y las cifras del paro sean escandalosas en España en relación con las existentes en otros países comunitarios.

Es cuestión de perder cierto nivel de soberanía en beneficio de una más conjunta capacidad de acción, pero mucho me temo que son pocos los países que están dispuestos a ello.

Muy al contrario, y como está sucediendo en España en estos días de campaña, prima la lucha interna, incluso yo me atrevería a decir que la intestina de cada partido, por encima del debate europeo, muy posiblemente porque si es verdad que Europa aporta buenos salarios e incentivos a los parlamentarios, nuestros partidos no creen aún que una buena gestión en Europa traslade beneficio electoral a los mismos.

Estamos ante una grotesca pantomima electoral que se saldará con una importante abstención que nos debería hacer reflexionar sobre si Europa tiene alguna razón de ser ya que tan siquiera quienes la van a representar tienen interés alguno en convencer, con argumentos, a esa mayoría que las encuestas establecen que va a quedarse en sus casas.

Mientras, ponemos énfasis en la desafortunada frase de un candidato, sacamos del baúl el latiguillo de la herencia recibida u ofrecemos a la exposición del público a un enfermo de Alzehimer que nos aporte votos.

¿Y Europa?

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.