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San Valentín, día de los enamorados

Este artículo verá la luz pasado el día del santo, pero como dicen que todos tienen octava, pues ahí lo dejo.

Valentín médico romano que se hizo sacerdote, vivió en la antigua Roma a finales del siglo II y principios del s. III en tiempos del emperador Claudio II.

Este había prohibido que sus soldados contrajeran matrimonio porque, según él, descuidaban sus obligaciones guerreras. Desoyendo tal mandato, Valentín, se dedicó a preparar a la juventud y casarlos, por lo que fue perseguido hasta la muerte convirtiéndose posiblemente en uno de los tres mártires ejecutados en el 270 d.C. El color rojo que caracteriza este día, se debe al derramamiento de sangre que sufrió en su ejecución. Parece ser que no está muy claro cual de los tres sacrificados sería el referido San Valentín, pero, para qué complicarnos.

El enamoramiento, comúnmente confundido con el amor, hace referencia a un estado en el que una persona magnifica las cualidades positivas de otra y que suele tener lugar, generalmente por una atracción física, al comienzo de una relación amorosa, es un estado de ánimo en el que la razón se obnubila. Se dice que es el mayor grado de estupidez que tiene el hombre/mujer, pero……bendita estupidez, debería ser obligatorio que todas las personas, al menos una vez en sus vidas, tuviesen ese sentimiento.

Para la bioquímica, se trata de un proceso que se origina en la corteza cerebral, continúa en el sistema endocrino y se traduce en respuestas de tipo fisiológico y cambios químicos ocasionados en el hipotálamo mediante la segregación de dopamina.

¿Se puede definir mejor algo tan grande y maravilloso, que encierre tanto, en tan solo cuatro letras? AMOR

El amor es el motor de la vida, el eje en el que debe girar todo y la sustancia por la que nos debemos mover.

Es muy variado, amor a los hijos, a los padres, animales, naturaleza etc., en todos ellos los componentes son los mismos aunque con diferentes matices, pero centrémonos en el de la pareja.

 El amor verdadero se fundamenta en la realidad, trasciende la idealización de la otra persona y posee una proyección estable y a largo plazo. Es una concatenación de entrega, generosidad, pasión, placer, respeto, como si fueran eslabones de una cadena, una cadena que al pasar los años  va reforzando y afianzando sólidamente el cariño entre la pareja.

Si uno piensa más en la otra persona que en uno mismo, si la entrega es total y mutua, si hay generosidad en la relación y pasión en todo lo que se haga, el placer se percibe como un regalo, de forma gratuita.

De hace un tiempo a esta parte, pienso que las parejas se casan para poder luego separarse,  porque no concibo como algunas no llegan ni siquiera a un mes y otras muchas no duran ni cinco años.

Personalmente creo que se debe a una gran falta de madurez, falta de un proyecto en común, falta de generosidad, resumiendo, falta de entrega. Confunden sexo con cariño o amor y cuando se reduce solo a un placer momentáneo, a una satisfacción personal, a un pensar en uno mismo poco tarda en aparecer la desilusión y el abandono.

Al hablar de amor, estamos hablando de sentimientos que podemos llegar a hacer tangibles. Es decir, si nos ajustamos a la definición del término, es un sentimiento afectivo, algo etéreo, que busca el bien y desea poseerlo y es en el momento de la posesión, al llevarlo  a la práctica, es decir, a la entrega, al dar y recibir, cuando se hace   palpable, perceptible.

Quizás sea esta una asignatura pendiente que se debería incorporar en la malograda enseñanza que padecemos en la actualidad. Enseñar en valores, moral, solidaridad, justicia, respeto, responsabilidad, perdonar, compartir, marcando el camino para madurar el espíritu. Tan importante es aprender a vivir como las matemáticas o la literatura, porque para ser feliz solo hace falta saber disfrutar de lo que uno tiene, relativizar las cosas, evitar los problemas absurdos, saber separar el grano de la paja, lo superfluo de lo verdaderamente importante y vivir cada día como si fuese el último, expresando los sentimientos a las personas queridas sin temor al ridículo, amortiguando el orgullo si lo hubiera, porque ir a decir a la tumba lo que por cualquier motivo no dijiste en vida, no tiene ningún sentido.

El amor es tan bello como la rosa, sin embargo no podemos obviar que el rosal tiene espinas, el éxito está en saber cuidar la rosa y  disfrutarla en todo su esplendor sin llegar a pincharse para que, con la sacudida brusca producida por el dolor, no se caigan sus pétalos.

 

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