Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Músicas celestiales

No me voy a entretener en repetir una vez más los lamentos ante la corrupción rampante que de modo variado contemplamos todos los días. Solo quiero hacer algunas reflexiones, nada originales, sin rasgarme las vestiduras ante las bajezas del ser humano, que son las mías, que son las de todos, y en las que, para caer, lo primero que hay que hacer es pensar que "de ese agua no beberé o ese cura no es mi padre".

Ese martillo de herejes llamado Pablo Iglesias, en el mayor de los casos puede ser un cínico y un hipócrita, pero en el menor de los casos es un ignorante de la condición humana, al menos de la suya, pues el "pecado" con el que fustigaba a sus enemigos políticos ha llegado a ser el suyo propio.

Conozco bastante bien la zona residencial de la Navata, en Galapagar, a 36 kilómetros de Madrid, con un clima más suave que la capital pero no tan frío como la sierra de Guadarrama, algo más al norte. En esa zona hay urbanizaciones de lujo y otras de algo menos lujo.

Quien entre en una página web de cualquier inmobiliaria y vea lo que valen los chalés en esa zona y el equipamiento que suelen tener los que cuestan en torno a los 620.000 euros que ha costado el de Pablo Iglesias y su proletaria compañera, convendrá que es cierto eso que se ha dicho, que Pablo Iglesias vive ahora mejor gracias a sus votantes, aunque no está nada claro que estos vivan ahora mejor gracias a él.

Cualquiera que vea las condiciones "de amigo" con las que el jefe de Podemos y su proletaria compañera han accedido a la hipoteca de dicha vivienda, empezará a tener dudas acerca de la ética de los responsables de la entidad financiera y de la del jefe de Podemos, por algo tan elemental como es que, en el mercado de los favores, parece lógico separar la persona de la institución, ya sea esta última financiera, política o de otro tipo.

El problema de Pablo Iglesias es que no ha necesitado que otros tumben su utopía, sino que él mismo se ha bastado. ¿Que no tiene derecho a tener un chalé? Pues claro que tiene derecho, en el supuesto de que tenga dinero y ganas de comprarlo, como cualquier vecino de un país no socialista-soviético en el que se respeta la propiedad privada. ¿Qué no tiene derecho a tener por vecinos a gente rica? Pues claro que sí. Los ricos también son hijos de Dios. ¿Que no tiene derecho a que el niño que le va a nacer viva en una zona más ventilada que Vallecas? Pues sí, aunque a mí esto me parece un camelo, ya que no conozco a nadie que se haya muerto axfisiado por vivir en Vallecas, en donde se respira prácticamente igual que en la Navata, aunque hace algo más de calor.

Claro que, hay gente de Vallecas y no-Vallecas que no se pueden permitir el lujo de veranear unos días al año huyendo del calor. Mucho menos mudarse de una VPO de 70 metros cuadrados en pleno Madrid a un chalé de 620.000 euros en la Navata. Pero que conste que soy partidario de que, quien pueda, que lo haga. No seré yo quien vea con envidia cómo otros prosperan económicamente, siempre y cuando esa prosperidad se lleve a cabo a través de la honradez.

El problema de Pablo Iglesias es que, predicando la revolución bolivariana, se ha pasado, con los hechos, al capitalismo; ha sido engullido por este. Los indignados del año 2010 terminaron siendo un partido político más, aceptando las "burguesas" reglas del juego parlamentario y sucumbiendo a las tentaciones de corrupción que les brindaba "la casta" y el sistema (acordémonos de los asuntos de Monedero, de Errejón y demás), incluso antes de "tocar poder". El problema de Pablo Iglesias no es, como dice él, de incurrir en alguna contradicción, sino de ser incoherente.

Por sus obras los conoceréis. El manifiesto político de Pablo Iglesias se llama, a partir de ahora, "chalé en la Navata de 620.000 euros". Lo demás son músicas celestiales. Lo de "La tuerka" son músicas celestiales, lo mismo que los mítines, las soflamas contra el ático de Luis de Guindos, el alarde de honradez y de defender al pueblo oprimido, la crítica despiadada contra todo lo que suene a derecha. Todo eso son músicas celestiales. Pablo Iglesias no tiene ya el más mínimo crédito personal, aunque tenga crédito financiero; no predica con el ejemplo, hay un abismo entre lo que dice y lo que hace. Tiene, políticamente, los días contados, salvo que sus electores sean unos gilipollas o unos fanáticos. Triste cosa sería tener por dios a un tal Pablo Iglesias, pero en este mundo hay de todo.

Pienso que el chalé ha supuesto para él un acortamiento de su vida política. Si esto fuera así y se viera obligado a tener que volver a ser un profesorcillo de la Complutense, no se yo si será capaz de mantener el tren de vida y los gastos que desde ahora le va a generar su nueva casa. Quizá tendrá que hacer lo que tanta gente ha hecho como consecuencia de la crisis: vender (o mal-vender) el patrimonio familiar, conseguido a base de mucho esfuerzo, y descender un escalón o varios.

Eso podría ser el futuro. La vida da muchas vueltas, y Pablo Iglesias tiene solo 39 años. Ya se sabe: Salidas de caballo percherón, llegadas de burro sarnoso. En estos días hemos sido testigos de una caída en picado, la de Eduardo Zaplana: De estar en lo más alto, de ocupar todos los cargos que un político podría aspirar, en 24 horas ha pasado a estar entre rejas, con embargo de todos sus bienes, expulsado de su partido, expulsado de su cargo en Telefónica, ... y con una leucemia. Se puede subir, ...pero también se puede bajar.

En fin, sea lo que fuere, le deseo lo mejor a este chico.