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Música y gastronomía se unieron en la inauguración del 11º Festival Internacional de Piano Guadalquivir

MÚSICA. El Festival Internacional de Piano (FIP) Guadalquivir ha abierto sus puertas con una innovadora propuesta, Sabores y sonidos de Al-Ándalus, un concierto músico-gastronómico que refleja una de las esencias del festival, la sinergia entre sectores que aporta riqueza y novedad a cada uno de sus eventos.

Retrospectiva, la 11ª edición del festival, no podía comenzar de mejor manera que con un concierto en un espacio único, un templo de la gastronomía como es el restaurante Noor, en el que el dos estrellas Michelín Paco Morales ofreció un menú que aunando raíces y contemporaneidad se enredó en las notas de un programa musical dedicado al mundo antiguo, a obras icono españolas y al impresionismo francés y que tuvo en las manos de los pozoalbenses Cristina Amor (violonchelo) y Javier Fernández (piano) el complemento preciso para un maridaje perfecto.

A pesar de su juventud, Paco Morales es ya, sin duda, uno de los mejores cocineros de España. Cuenta con una amplísima formación de la que se desprende su destreza técnica, prácticamente proverbial, y el exhaustivo conocimiento de los ingredientes que maneja. Técnica al servicio de una idea culinaria de claridad conceptual y producto como elemento que une cocina y entorno. Cada plato es concebido como un conjunto en el que cada elemento es una herramienta para conseguir el fin deseado. No hay en la cocina de Paco Morales ningún elemento dejado al azar; cada plato persigue un objetivo y ningún ingrediente parece sobrar para lograrlo.

Precisamente ese fue su objetivo en este concierto gastronómico. “Este es un evento donde la música y la gastronomía se dan la mano, donde los sabores de Al-Andalus se fusionan con las notas musicales más enigmáticas de nuestra cultura”, señalaba el chef, quien admitía sentirse “emocionado y contento” por la oportunidad de mostrar su pasión y un “alarde de sabores perdidos que se dan la mano con la música que nos acompaña desde tiempos inmemoriales”.

Por su parte, la directora artística del festival, María Dolores Gaitán, resaltó que “las sinergias son una fuente de inspiración para el festival” pues no en vano está convencida de que la música clásica no es ajena a los tiempos que vivimos y se nutre de otras artes, en esta ocasión, de la gastronomía. “Queríamos unir esos dos elementos tan propios de la idiosincrasia andaluza y cordobesa, la buena música y el buen comer y que mejor escenario que este templo de la luz, el restaurante Noor, y la cocina de Paco Morales, cuyos platos son también música, son una sinfonía de sabores”. 

Precisamente la reivindicación de los espacios arquitectónicos es otro de los rasgos que definen al Festival Internacional de Piano Guadalquivir que en esta ocasión brindaba a un grupo de afortunados asistentes la posibilidad de participar a un evento único. Porque no se trató solo de la ejecución de un programa musical mientras degustaban las elaboraciones del joven y laureado chef cordobés sino  de todo un viaje, un viaje que comenzó en el espacio creativo del restaurante con la violonchelista Cristina Amor ejecutando varias piezas rememorando el mundo antiguo. La música acompañó a los asistentes hasta las entrañas y el alma de Noor, donde vieron cómo se gesta y se construye la cocina de Paco Morales, unas elaboraciones que pudieron degustar mientras el piano de Javier Fernández dialogaba con el chelo de Amor

Un leitmotiv del festival es apoyar a los pianistas emergentes dándoles la oportunidad de tocar y hacerse al escenario. Javier Fernández fue uno de esos jóvenes talentos, ganador del 2º Premio de Piano Córdoba 2016 del FIP Guadalquivir. Actualmente compagina su labor docente en el Conservatorio Profesional de Música María de Molina de Úbeda con la actividad concertística que le ha llevado a actuar como piano solista con la Orquesta de Córdoba, ROSS, Orquesta Escuela de la Orquesta Sinfónica de Madrid bajo la batuta de Manuel Hernández Silva, Lorenzo Ramos, José Antonio Montaño, Inma Shara y Salvador Vázquez. Becado por la Junta de Andalucía para realizar estudios de perfeccionamiento en el Conservatorio Chaikovsky de Moscú, Fernández ha sido merecedor del premio Karl Dreschsel Förderpreis de Nuremberg (Alemania), del Vicente Scaramuzza del CEP Barcelona y del Rafael Orozco al mejor intérprete andaluz en el Concurso Nacional de Piano Marisa Montiel de Linares.

Cristina Amor, Premio Extraordinario de Enseñanzas Profesionales de Música de Andalucía, es integrante de la Orquesta Joven de Córdoba y a pesar de su juventud ha colaborado con distintas orquestas andaluzas –Joven Filarmonía Leo Brouwer, Joven Orquesta del Sur de España y Joven Academia Instrumental de la Orquesta Ciudad de Granada-. Además, ha trabajado con directores como Alejandro Muñoz, Lorenzo Ramos, Borja Quintas, Joseph Swensen y Giancarlo Andretta y ha participado en el Festival de la Guitarra de Córdoba y en el II Festival de Música de Lluc junto a Cecilia Bercovich, Marta Zabaleta y Jeroen den Herder.

El concierto inaugural dio comienzo con la Melodía Árabe (5 Romances) de A. Glazunov y La Puerta del vino y Feux d’artifice de Debussy, para continuar con Serenade op.39 de Rimsky-Korsakov y Orgía (Danzas Fantásticas) de Joaquín Turina. La última parte del evento contó con música de Rachmaninov (Vocalise), Manuel de Falla (Canción de los remeros del Volga, Nana –Siete canciones populares- y Danza del Molinero –El sombrero de tres picos-) y Ravel (Vocalise).