PATRIMONIO. La iglesia de la Merced, situada en el interior de la Diputación de Córdoba, ha vuelto a renacer tras 36 años de trabajos de recuperación y rehabilitación de este espacio que fue incendiado en enero de 1978. 

 

La presidenta de la Diputación, María Luisa Ceballos, ha agradecido a la multitud de profesionales que se han involucrado en los trabajos, “desde personas que enviaron fotos del retablo cuando se quemó, pasando por la restauradora, profesionales de la Diputación y los más 300 alumnos de las Escuelas Taller y sus responsables”. En este sentido, la presidenta de la Diputación ha comentado que “en las escuelas se han invertido alrededor de 10 millones de euros”, y ha resaltado la figura del antiguo director de la Escuela Taller, Eduardo Corona, quien dibujó el retablo a escala real, aspecto clave para que el Pleno de la Diputación aprobara iniciar la recuperación del mismo. 

 

Esta restauración pone fin a 36 años de trabajos iniciados tras el incendio del 29 de enero de 1978, en que la iglesia queda reducida a cenizas. Ha sido un trabajo continuo, mantenido e impulsado por distintas corporaciones que han compartido el mismo objetivo; por otro ha sido un trabajo de equipo, coral, en el que han participado con pasión los mejores profesionales, artistas y artesanos de nuestra provincia.

 

Sobre las últimas actuaciones, el arquitecto de Patrimonio de la Diputación, Joaquín Gómez de Hita, ha puntualizado que “se han realizado cuatro actuaciones sobre el inmueble, con un presupuesto total de 80.885 euros: la instalación de sonido, la de iluminación, la pintura de los paramentos, y la limpieza”. 

 

Además, Gómez de Hita ha especificado que se han ejecutado ocho intervenciones sobre el patrimonio mueble, con un presupuesto total de 48.390 euros, fundamentalmente en algunas piezas del retablo mayor que no se habían finalizado, en el estucado de la parte inferior de este retablo, en el retablo del crucero y en la costura y bordado de imágenes de vestir.  

 

“La rehabilitación de un edificio con la importancia histórica y artística de la iglesia de la Merced no finaliza nunca, y se encuentran en fase de ejecución otras dos actuaciones, con un presupuesto total de 97.880 euros: la terminación del dorado del retablo del altar mayor y la confección de las dos tallas que aún faltan para su finalización”, ha concluido el arquitecto.

 

 

Para entender la iglesia, hay que comprender el edificio: no se trata de una iglesia parroquial, aislada, sino de una parte de un edificio que ha tenido una vida apasionante, naciendo como convento, pasando más tarde al uso de hospicio y convirtiéndose por último en sede de nuestra Diputación Provincial.

 

El Convento de la Merced se funda hace más de 750 años, tras la conquista de Córdoba por Fernando III, en el egido situado al norte de la muralla de la ciudad, que se encontraba deshabitado, pero que había sido ocupado antes por un vicus romano y un arrabal árabe. Según la tradición, se levantaba aquí la ermita de Santa Eulalia, a la que se han atribuido los restos de la piscina tardorromana descubiertos en la reforma de 1970.

No se ha conservado ningún resto de este primer convento, al que perteneció la talla del Cristo de la Merced (S. XIV), y en el que residió Cristóbal Colón en su estancia en Córdoba para entrevistarse con los Reyes Católicos.

 

A  finales del siglo XVII comienza a demolerse el convento medieval para levantar el edificio actual: las obras se inician con la reforma del patio blanco y de su escalera, por Francisco Hurtado Izquierdo, que sigue el modelo de arquitectura austera propio de las primeras obras mercedarias.

 

En 1716 se inicia la construcción de la iglesia, con trazas de Francisco Hurtado Izquierdo, que se consagra en 1745. El retablo principal es obra de Alonso Gómez de Sandoval. 

 

El resto del convento se renueva entre 1745 y 1760, construyéndose el patio barroco, su escalera imperial y la fachada principal, atribuidas a Alonso Gómez de Sandoval. La iglesia separa por tanto dos partes del convento, que se denominaron "convento viejo" (patio blanco) y "convento nuevo" (patio barroco.

 

En el siglo XIX, con la Desamortización, el edificio pierde su uso conventual para destinarse a hospicio desde 1821, conservando sin embargo sus estructuras con pequeñas adaptaciones, como el cierre de la galerías en el patio barroco (para el dormitorio de niñas) y  en el patio blanco (para ubicar talleres).

 

En 1966, bajo la presidencia de Antonio Cruz Conde, se decide trasladar la sede de la Diputación al Hospicio Provincial, ahora denominado “Palacio de la Merced”. En una primera fase, entre 1967 y 1971, se restaura el antiguo convento barroco con proyecto del arquitecto provincial Rafael de la Hoz Arderius, produciéndose una importante polémica ciudadana con la recuperación de la policromía de la fachada principal. Una vez trasladada la Diputación en 1968, se amplía el edificio hacia el norte, entre 1973 y 1977. La fachada de la ampliación reproduce la del Convento barroco, decisión que no fue compartida por muchos especialistas.

 

 

La restauración de la iglesia se inicia con las obras de adaptación del hospicio para albergar la Diputación: se coloca la solería actual de barro cocido, se reconstruye la baranda del coro, se disponen las vidrieras y se instala la mesa de altar. Intervienen en los trabajos Eduardo Corona, que permanecerá muchos años, Miguel del Moral o Antonio Povedano.

En la madrugada del 29 de enero de 1978, un incendio intencionado destruye la práctica totalidad del templo, reduciendo a cenizas el retablo del altar mayor.