Cabra

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Sobre la autoría de Nuestra Señora del Mayor Dolor

CABRA.      

El patrimonio histórico de una cofradía es uno de sus bienes más preciados. Las manos que tallaron cada una de las imágenes de la Semana Santa egabrense, su paso a través del tiempo y los lugares donde recibieron culto durante toda esa historia son tan importantes, como los enseres que las hermandades puedan poseer.

Uno de los principales objetivos que toda Junta de Gobierno de una hermandad debe de tener es el ser capaz de conservar ese patrimonio histórico, artístico y documental de la misma. No somos eternos, ni debemos creernos poseedores de nada, nuestra misión es cuidar y proteger ese patrimonio para que sea disfrutado por las generaciones venideras, al igual que todas y cada una de las personas que han trabajado para que nosotros podamos disfrutar de lo que tenemos en la actualidad.

Ese patrimonio histórico-artístico de la semana santa egabrense viene a engrandecerse con la noticia que se refleja en el último libro de Jesús Romero Benítez, historiador de arte y exalcalde de la ciudad de Antequera, así como ex director general de bienesculturales de la Junta de Andalucía. En él nos encontramos la atribución de la autoría de la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor de Cabra, al imaginero antequerano Antonio del Castillo, a finales del S. XVII.

Su trabajo de investigación ha estado apoyado en todo momento por la Junta de Gobierno de la Hermandad, que ha puesto todas las facilidades que han estado a su alcance, para que este acontecimiento pueda ver la luz en estos días.

Fue a finales de verano cuando una serie de coincidencias nos pusieron en contacto con Jesús Romero. Él llevaba tiempo detrás de la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor, puesto que el trabajo monográfico sobre Antonio del Castillo al que corresponde a su última obra, llevaba varios años fraguándose. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me presentó una imagen de vestir, que se encuentra en el Convento de Descalzas de Antequera (la “priorísima” de Antonio del Castillo, S.XVII). Los rasgos faciales de la imagen, así como técnicas artísticas empleadas, hacían difícil identificar de cuál de las dos imágenes se trataba.

Mediante el estudio de restauración realizado por D. Santiago Molina Ruiz en 1999 pudimos tener acceso a varias fotografías anteriores a la restauración de la Imagen, analizándolas con detenimiento y comparándolas con las obras documentadas de del Castillo. Posteriormente se analizaron los pocos documentos históricos antiguos que están en poder de la Hermandad. Una hoja del Archivo Histórico de Córdoba, en los protocolos de Cabra del año 1812, daba como primera Hermana Mayor de la Cofradía del Mayor Dolor a Dª María de la Cruz Narváez Portocarrero, quedando reducida la sombra histórica de la Imagen a poco más de un siglo.

La conjunción de todos esos factores, no dejaba lugar a la duda. La Imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor se atribuye como obra del imaginero antequerano Antonio del Castillo.
Antonio del Castillo nace en la localidad del Torcal en 1635 y desde su taller antequerano realizó numerosas obras para ciudades andaluzas como el Cristo de la Vía Sacra (1689) hoy en Humilladero; la Dolorosa"Priorísima" (hacia 1692) del Museo Conventual de las Descalzas de Antequera; el Jesús Nazareno de Benamejí (1695); la Soledad (1692) de la Cofradía malagueña de Mena; el Niño Perdido de la Cofradía de Abajo, entre otras muchas.

También se destaca la faceta como entallador de Antonio del Castillo, pues realizó obras tan importantes como la peana de la Virgen de la Paz de Antequera (de 1682) o el antiguo Triunfo de la Virgen de la Soledad del Carmen de Antequera, éste de 1655 y hoy sin uso procesional.

La influencia de Mena en la obra de Antonio del Castillo, según Romero Benítez y el historiador de arte José Luis Romero Torres, viene de la posible colaboración de del Castillo con Pedro de Mena en la realización del coro de la Catedral de Málaga.

No quisiera terminar sin agradecer a mi Junta de Gobierno todo el trabajo realizado, y a Jesús Romero, por sus clases de historia, con visita incluida al Convento de las Descalzas de su localidad, todo un lujo poder aprender de toda una institución en historia como él. Así como recomendaros la lectura del libro “Antonio del Castillo. Escultor Antequerano 1635-1704”, que sin duda hará las delicias de todos aquellos aficionados a la historia que, como yo, disfrutan con este apasionante mundo que no deja de sorprendernos a diario.

Francisco Jesús Ramos Madero

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