Cabra

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Antonio Suárez se conmueve con los versos de Miguel Hernández en el nuevo acto del Ateneo Ciudadano de Cabra

CABRA. En la tarde de ayer tuvo lugar un acto poético, que estaba organizado por la Asociación cultural Ateneo Ciudadano de Cabra, y que contó con la intervención de Antonio Suárez, esporádico colaborador de surdecordoba, quien disertó sobre la vida y obra del malogrado poeta Miguel Hernández.

El acto comenzó con la presentación del ponente por parte del Presidente del Ateneo, Manuel Carnerero, quien dijo conocerlo desde hace muchísimo tiempo y del que siempre, destacó, sus preocupaciones por el mundo de la poesía y de la cultura en general. Carnerero relató los múltiples desempeños que Antonio Suárez había tenido en Cabra y también en la vecina Lucena, siempre en relación a movimientos poético-artísticos y los que ahora jubilado sigue desempeñando. El acto, dijo, se enclava en el 75 aniversario de la muerte del poeta, siendo declarado 2017 año de Miguel Hernández por el Congreso de los Diputados. También agradeció la presencia de los asistentes, entre los que se encontraban un numeroso grupo de jóvenes agradablemente interesados por Miguel Hernández y su poesía.

Suárez comenzó su ponencia cronológicamente, es decir, habló del poeta de Orihuela desde su nacimiento en 1910 hasta su triste muerte en una cárcel franquista en 1942. En ese recorrido recordaba sus dificultades para acceder a los estudios, tanto que con catorce años los tuvo que abandonar para dedicarse al pastoreo por problemas económicos familiares. Pero Miguel Hernández no cesó de escribir poesía y de interesarse por el saber. Suárez recitó con ternura sus primeros poemas basados en la literatura pastoril. El discurso iba creciendo en interés conforme Suárez contaba los esfuerzos del poeta por adentrarse en el mundo cultural de Madrid, contó todo lo referente a sus viajes a la capital, su relación siempre con su amigo Ramón Sijé, estremeciendo a los asistentes al recitar su “Elegía”. Allí conoció a lo más granado de la literatura española del momento, incluso a grandísimos poetas sudamericanos como el propio Neruda.

La desafortunada vida del poeta iba sucediéndose pausadamente y a la vez vertiginosamente, causando gran estupor la muerte de su primer hijo a quien conoció una vez fallecido y a quien le dedicó unos impresionantes versos. También su segundo hijo tuvo sus versos, las famosas “Nanas de la cebolla” que en boca de Antonio Suárez conmovieron a los asistentes.

El acto terminó con un Antonio Suárez muy emocionado durante sus lecturas y muy agradecido al público por los aplausos postreros. Algunas intervenciones de los asistentes pusieron punto final.